Recensión De "Antimanual De Filosofía"

Recensión del Antimanual de filosofía de Michel Onfray

Cuando me llegó el momento de elegir el libro sobre el que hacer la recensión y miré la lista, no más de tres o cuatro títulos (entre otros ¿Creyeron los griegos en sus mitos? de Veyne, o Historia de la locura en la época clásica de Foucault) pasaron la primera criba, ya fuera por que los títulos me resultaban poco atractivos, o porqueanteriormente había leído obras similares y buscaba algo distinto. El siguiente paso fue hacer una búsqueda de reseñas por Internet para ver qué se decía de los libros que había seleccionado, tanto en las páginas de sus editoriales, como en foros y lugares de opinión por parte de los lectores; el resultado fue muy favorable para casi todos, destacando en especial el manual de Onfray.

Dado elvolumen de lecturas obligatorias que tenemos para este cuatrimestre, buscaba una obra menos densa que el manual de filosofía al uso (o más aun, que la mayoría de las obras de filosofía clásicas como pueden ser un “Discurso del método” o un “El Anticristo”), y aunque su condición de libro destinado a bachillerato me provocaba ciertas reticencias, su tono jocoso e irreverente terminó por convencerme.El libro está organizado en tres grandes bloques (probablemente correspondiendo a los tres trimestres del curso escolar en el instituto), divididos en tres epígrafes, que a su vez están segmentados en tres preguntas. Estos epígrafes y preguntas son llamativamente transgresores, con el fin de llamar la atención del joven lector, y su desarrollo, cargado de ironía y humor, plantea una serie decuestiones filosóficas desde una óptica moderna y cotidiana, de forma que uno no llega a tener la sensación de encontrarse ante un libro de texto. A continuación, esas preguntas con sus respuestas son complementadas con fragmentos de obras de otros autores, cuyo contenido guarda relación con el tema que estamos tratando.

Aparte de las propias reflexiones de Onfray, hay que destacar el gran trabajoen la selección de estos textos (y también de las imágenes), que cuentan en su inicio con unas descripciones muy breves (aunque muy acertadas) de su autor, y que ilustran de un modo más “clásico” las cuestiones planteadas con anterioridad. Estos fragmentos, no obstante, están escogidos de forma que no sean excesivamente oscuros (como a veces pueden resultar ciertas obras filosóficas para un lectorno acostumbrado a ellas), y no rompen para nada el ritmo ligero del libro. Son en su mayoría de filósofos modernos y contemporáneos, predominando los franceses sobre los de otras nacionalidades, aunque no se echan en falta textos clásicos o medievales.

Como únicas pegas yo destacaría la falta de objetividad, que se observa en su claro apoyo a las teorías marxistas, y en especial en su críticaa la religión. Además, se aprecian algunas frases extrañamente construidas en una traducción que, por lo demás, cuida mucho el mantener el sentido de todos los juegos de palabras y la coherencia al extrapolar los ejemplos de personajes o instituciones francesas al resto del mundo.

En cuanto a los contenidos, el primer bloque se centra en el hombre, separando la naturaleza, el arte y la técnica.A este respecto me ha parecido especialmente interesante el debate que plantea acerca de la moralidad (o inmoralidad) de determinados avances científicos y la necesidad esquematizar el proceso de investigación, incluyendo en él una fase de consideración de riesgos y repercusiones. Así mismo, también me ha llamado la atención, con respecto a su capítulo sobre el arte, la idea de que para poderapreciar una obra hemos de aprender antes a juzgarla, y por lo tanto es necesario un mínimo entrenamiento en la materia que estamos tratando. Esto me llevó a cuestionarme el valor que esta recensión puede tener a tenor de mi escasa formación filosófica (dejando a un lado mi libro de bachillerato y El mundo de Sofía, no habré leído más de seis o siete obras, y todas ellas hace ya bastante tiempo), y...