Reflexiones De La Posición Ética En Un Centro Escolar
Al Equipo Directivo de un centro, nos corresponde velar porque, en la medida de lo posible, esto sea así.
En el trabajo que ahora les presento he tomado dos deestos asuntos.
El primero trata sobre el derecho a la confidencialidad de la información que atañe a alumnos y padres.
El segundo tratará de que nos podamos interrogar acerca de alguno de los múltiples aspectos en los que despliega un caso de acoso escolar.
ACERCA DE LA CONFIDENCIALIDAD en los CENTROS EDUCATIVOS
“Mi alumno Juan está tomando medicación porque es un TDH”
“No sabes el polloque montaron los padres de Laura durante la tutoría. ¿Sabías? Ni siquiera me habían dicho que se habían separado. Es que…¡no nos cuentan nada! – Ahora entiendo porqué la niña no trae casi ni un día la tarea”
“Aitor me ha dicho que su papá pega a su mamá”.
Comentarios como estos se oyen con demasiada frecuencia en las Salas de Profesores de muchos centros educativos.
Comentarios a menudohechos en voz alta, de manera pública, ante otros compañeros docentes, que, en ocasiones, ni siquiera conocen a los niños de los cuales se habla con nombres y apellidos.
Comentarios que pertenecen sin duda al ámbito de la privacidad, de la intimidad del alumno como sujeto, o a la de sus padres, que en ocasiones son objeto de conversaciones que nada tienen que ver con aquello que pueda concernirles entanto que padres de un niño en concreto, sino en tanto que pareja. Pero, ¿acaso esto último compete de alguna manera a los maestros de su hijo?
Este airear de informaciones privadas, lejos de considerarse como lo que es, una forma de violación del secreto profesional, a menudo queda inscrito como algo puramente anecdótico, sin que se deriven consecuencias que puedan resultar de manera algunabeneficiosas para nuestro alumno, ni en lo personal ni en lo académico.
Así, intentar establecer una relación causa efecto inequívoca entre que un niño sea adoptado, hijo de separados, de otra raza o cultura, con algún aspecto relativo a un bajo rendimiento académico o a un comportamiento inadecuado en el aula no deja de ser más una cuestión imaginaria del maestro que algo verdaderamenteconstatable.
No es esto algo banal, en absoluto, ya que si pensamos que el hecho de que un niño no sea capaz, por ejemplo, de adquirir una serie de conocimientos, se debe a que está supuestamente “celoso” porque ha tenido un hermanito, esta explicación, insisto, imaginaria, obturará cualquier tipo de reflexión acerca de si el motivo podría residir en alguna otra “cosa”, incluida nuestra propia práctica.Por otro lado, dar por hecho que todas las declaraciones de un alumno siempre e inequívocamente aluden a hechos reales, donde no hay lugar a la fantasía, por ejemplo, puede hacer que en ocasiones estemos operando peligrosamente con información sesgada y sin contrastar.
Entonces :¿qué tipo de datos sí que pueden interesarnos en la tarea de ayudar al alumno? Y…¿quién debe tener conocimientode estos datos?
Lo primero que deberíamos contemplar es que tenemos que contar con aquellos datos que los padres o los niños, en su caso, hayan querido ofertarnos de manera libre o porque han sentido que contestaban a una pregunta pertinente.
En cualquier caso el maestro tiene que estar mucho más dispuesto a escucharlos adecuadamente desde el respeto y el interés que a precipitarse a dar...
Regístrate para leer el documento completo.