Reflexiones Desde La Provincia

REFLEXIONES DESDE LA PROVINCIA

“…Vean las flores del campo, ellas no hilan ni tejen, y ni el gran Salomón con todas sus riquezas se vistió con semejantes galas” (Jesús, el carpintero de Nazareth)Salta a mi mente como primer recuerdo el inicio de la obra cumbre de la literatura colombiana, Cien Años de Soledad: “Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidasa la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían denombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo.” Gabriel García Marquez, nos lleva de plano al Paraíso, al Génesis de su propia creación.

Hoy, vuelvo a Valledupar, siento ese olor apueblo que trae consigo reminiscencias de mi niñez. Recuerdo que ya hace muchos años, en los tiempos de la infancia, el amanecer me sorprendía al lado de mis padres: él, mi padre, preparaba un tinto en lahornilla de los sancochos hecha de piedras e incentivada con restos de madera de algarrobillo; ella, mi madre, barría el inmenso patio con una escoba de pajillas. A esa hora de la madrugada aun labruma que bajaba de la Nevada impedía ver a la distancia.

Corría lenta la mañana, ya se observaban lejanas las imponentes montañas que conforman la Sierra Nevada de Santa Marta y en días claros,como ese de mi recuerdo, resaltaban blancos como pedazos de corazón de coco los nevados Colón y Bolívar. Mariposas amarillas y cucaracheros jugaban en el patio, yo corría tras ellos y no podíaalcanzarlos. En tiempos de lluvia se unían a esta danza de vida chupaflores, hormigas culonas, caballitos voladores, y por las tardes parvadas de cotorros y de pericos australianos. Mi papa siempre sabiacuando llovería, el olor a tierra mojada que arrastraban los vientos alisios denunciaba a la naturaleza, y cuando el cielo abría sus compuertas y se precipitaba el aguacero de la tarde cientos de niños...