En el último relato, "El crimen de lord Arthur Saville", está concentrado todo el arte de Oscar Wilde: el brillo de los diálogos, como en sus mejores piezasteatrales, el ingenio en las intervenciones del personaje de lady Windermere -pródiga, como el autor irlandés, en frases memorables-, pero también la visiónde un mundo más oscuro, que lo acerca a las sombras góticas de su novela El retrato de Dorian Gray. Lord Saville podría ser un personaje increíble, una meramarioneta de su autor, un ser ridículo a causa de su fe absoluta en la profecía del señor Podgers. Pero un detalle lo vuelve humano: acosado por su horriblesecreto, mira con melancólica envidia a los hombres que llegan a Londres a vender mercadería, y para quienes la ciudad no es más que un gran mercado. Para él,en cambio, es el sombrío escenario de un crimen futuro.
Los relatos policiales cuentan, en general, dos historias. La primera es la historia de lainvestigación, hecha de pistas, sospechas y sucesivas y tal vez falsas revelaciones, hasta llegar a la iluminación y a la verdad. La segunda es la historia delcrimen, que sólo se revela al final. El protagonista de la primera historia es el detective y el de la segunda el criminal. El detective es un hermano secreto dellector; ambos leen las pistas y conjeturan posibles argumentos. El criminal, en cambio, es hermano del escritor: los dos tratan de distraer al lector y deborrar las pruebas, confundiendo la trama verdadera con otros argumentos posibles para que no se note que lo evidente estaba allí desde el principio.
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