RELIGION
NOSOTROS hoy podemos sentirnos agradecidos de que los apóstoles de Jesucristo le hicieran la pregunta: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mateo 24:3) La pregunta de ellos lo llevó a dar una profecía larga y detallada cuya exactitud nos deja pasmados de asombro cuando lavemos en curso de cumplimiento en este importante siglo veinte. Esto nos ayuda a determinar con certeza dónde estamos en el desenvolvimiento del propósito de Dios para con la humanidad sufriente. Nos fortalece en nuestra creencia de que estamos de hecho viviendo durante la “presencia” invisible de Cristo en el espíritu y en la “conclusión del sistema de cosas,” puesto que sí vemos “la señal” que élpredijo.
2 La “señal” con todos sus detalles se va acercando a su etapa de completa claridad sin que haya lugar para que los observadores que están vigilando se equivoquen. La “señal” tiene muchos rasgos, según se da en el relato de los capítulos veinticuatro y veinticinco de Mateo, el capítulo trece del relato de Marcos y el capítulo veintiuno del relato de Lucas, y la manifestación plena de todoslos rasgos de la “señal” ha tomado casi el tiempo de vida de una generación de la humanidad. En capítulos anteriores hemos considerado los rasgos de la señal que se describen en el capítulo veinticinco del relato de Mateo. Ahora consideramos los rasgos que se dan en el capítulo veinticuatro, junto con los relatos comparativos dados por Marcos y Lucas.
3 Cuando los apóstoles de Cristo empezaronsu indagación diciendo: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas?” estaban aludiendo a las cosas que Jesús había dicho proféticamente aquel mismo día, el martes 11 de Nisán del año 33 E.C. En el templo de Jerusalén, después de denunciar a los escribas y fariseos religiosos hipócritas, Jesús pasó a decir: “Por eso, aquí estoy enviándoles profetas y sabios e instructores públicos. A algunos de ellos ustedeslos matarán y fijarán en maderos, y a algunos los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad; para que venga sobre ustedes toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar. En verdad les digo: Todas estas cosas vendrán sobre esta generación.Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella,... ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne sus pollitos debajo de sus alas! Pero ustedes no lo quisieron. ¡Miren! Su casa se les deja abandonada a ustedes. Porque les digo: No me verán de ningún modo de aquí en adelante hasta que digan: ‘¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová!’”4 Antes que Jesús saliera del templo o casa de adoración, añadió otras palabras de profecía solemne, y de esto leemos: “Partiendo en seguida, Jesús se iba del templo, pero sus discípulos se acercaron para mostrarle los edificios del templo. En respuesta él les dijo: ‘¿No contemplan todas estas cosas? En verdad les digo: De ningún modo se dejará aquí piedra sobre piedra que no seaderribada.’”—Mateo 23:34 a 24:2.
5 Solo dos días antes, el domingo 9 de Nisán, él se había detenido por un momento mientras se acercaba para su entrada triunfal en Jerusalén y había llorado por ella debido a la destrucción venidera de aquella ciudad. Prediciendo la terrible destrucción de ella por los romanos en 70 E.C., dijo: “Porque vendrán días sobre ti en que tus enemigos edificarán en derredor de ti unafortificación de estacas puntiagudas y te rodearán y te afligirán de todos lados, y te arrojarán al suelo a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no discerniste el tiempo en que se te inspeccionaba.”—Lucas 19:41-44.
6 Para los judíos naturales, circuncisos, como lo que eran los apóstoles de Cristo, éstas eran predicciones perturbadoras. Sobre la generación...
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