Reporte de segundo sexo
Los proletarios se hayan en infinidad numérica y jamás han construido una colectividad separada. La naturaleza lo mismo que la realidad histórica no es un de lo inmueble, si la mujer se descubre como la esencia, es porque ella misma no realiza eseentorno.
Económicamente hombres y mujeres constituyen 2 astas distintas en igualdad de condiciones, los primeros efectúan selecciones más ventajas salarios más elevados tienen más oportunidad de éxito de sus completitas de fechas recientes.Resulta chocante que en el siglo XVI para mantener bajo tutela a la mujer casada, y se adopte a la autoridad de San Agustín, declarando que la mujer es una bestia que en el firme ni estable. Machos hombres así les decían no todos son arrogados. La burguesía conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses. Ciertosvarones temen la competencia femenina. En el Hebdo-Latin, un estudiante declaraba el otro día: Toda estudiante que logra el título de médica o abogada nos roba un puesto de trabajo. Este joven no pone en duda sus derechos sobre este mundo. No son exclusivamente los intereses económicos los que intervienen en el asunto. Uno de los beneficios que la opresión asegura a los opresores es que el máshumilde de ellos se siente superior: un pobre blanco del sur de Estados Unidos tiene el consuelo de decirse que no es un sucio negro, y los blancos más afortunados explotan hábilmente ese orgullo.
De igual modo, el más mediocre de los varones se considera un semidiós ante las mujeres. Le era mucho más fácil al señor de Montherlant considerarse un héroecuando se encaraba con mujeres (por lo demás elegidas a propósito) que cuando tenía que desempeñar el papel de hombre entre hombres, papel que muchas mujeres han representado mejor que él. Así, en septiembre de 1948, en uno de sus artículos en el Fígaro Literario, Claude Mauriac -cuya poderosa originalidad todo el mundo admira- ha podido escribir a propósito de las mujeres: Escuchamos con un tonosic de cortés indiferencia... a la más brillante de ellas, sabiendo perfectamente que su espíritu refleja de manera más o menos deslumbrante ideas que provienen de nosotros. Evidentemente, no son las ideas de Claude Mauriac las que refleja su interlocutora, ya que no se le conoce ninguna; que ella refleje ideas provenientes de los hombres, es posible: entre los mismos varones, más de uno hayquien tiene por suyas opiniones que no ha inventado; podría uno preguntarse si Claude Mauriac no tendría interés en conversar con un buen reflejo de Descartes, de Marx, de Gide, antes que consigo mismo.
El hombre declara, por ejemplo, que no encuentra a su mujer en nada disminuida porque carezca de un oficio: los quehaceres del hogar son tan nobles, etc.Es así como muchas mujeres afirman con una cuasi buena fe que las mujeres son las iguales del hombre y que no tienen nada que reivindicar; pero al mismo tiempo sostienen que las mujeres jamás podrán ser las iguales del hombre y que sus reivindicaciones son vanas. Y es que al hombre le resulta difícil calibrar la extrema importancia...
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