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Quintero, Graciela (editora), (1999), Cultura escrita y educación.
Conversaciones con Emilia Ferreiro, México, Espacios para la lectura,
Fondo de Cultura Económica, 261 p.

Este libro es resultado del esfuerzo
de varias personas: José Antonio
Castorina, profesor de la Facultad
de Psicología de la Universidad de
Buenos Aires; Daniel Goldin, de
México, responsable de la colección Espacios para lalectura, en
el Fondo de Cultura Económica;
Rosa María Torres del Castillo, del
Ecuador, pedagoga, lingüista y
periodista educativa; Graciela
Quintero, de Argentina, y Emilia
Ferreiro, a quien los cuatro anteriores entrevistan y plantean preguntas en torno a los problemas de
la lengua escrita, el aprendizaje de
la lectura y las actitudes de los
niños en los procesos de aprendizaje de leer yescribir. Todos los
participantes en este diálogo se
reunieron a lo largo de siete sesioRESEÑAS

nes y el resultado es este libro, importante para la revisión de la enseñanza de la lengua escrita y la
lectura.
Emilia Ferreiro (Argentina,
1937) estudió Psicología en la Universidad de Buenos Aires y obtuvo
su doctorado en la misma especialidad en la Universidad de Ginebra,
donde fue alumna de Jean Piaget,siendo la primera latinoamericana
cuya tesis para el grado le fuera
dirigida por el distinguido pensador.
En el Prólogo, Daniel Goldin
hace referencia a la importancia
que tuvo en su momento la obra
publicada en 1979 por Emilia
Ferreiro en colaboración con Ana
Teberosky, Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño.
El problema central que se aborda
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en sus páginas es la comprensión
de“los procesos y las formas mediante las cuales los niños adquieren el conocimiento de la lengua
escrita e, indirectamente, enfrentar
el problema del analfabetismo...”
Aunque el interés inicial de
Emilia Ferreiro se ubicaba en la
lengua oral, el trabajo mismo la
llevó a enfrentarse al problema de
la lengua escrita. Ésta planteó
inevitablemente una serie de
cuestionamientos que abrieron todo
un caminopara la investigación,
donde oralidad y escritura mostraron su interrelación. Es interesante
ver en estas páginas, a través del
diálogo entre los participantes,
cómo se estableció la posibilidad
de modificar el rumbo y la situación
referentes a la comprensión de las
actitudes del niño en los procesos
de aprendizaje de la lectura y escritura. En la primera de las siete jornadas de trabajo quecomprende
este volumen, Goldin le pregunta a
Emilia Ferreiro: “¿Qué es el niño
piagetiano?” Partiendo desde la
aclaración de que ese tipo de niño
no existía en la literatura de los
años setenta, pues sólo había la literatura psicológica y la literatura
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pedagógica, en ninguna de estas
partes se contemplaba la posibilidad de concebir este tipo de niño
en el proceso de aprendizaje, es
decir, un niñoque trata de comprender el mundo que lo rodea y
formula alguna explicación sobre
ese mundo. Ese tipo de niño, explica Ferreiro, no existía desde el
enfoque pedagógico ni desde el
punto de vista psicológico. Esto
exigió preguntarse si realmente
existía, lo que llevó a entender algo
aparentemente elemental u obvio:
todo lo que propone el maestro
tiene que ser asimilado por el niño,
y el encontrarque éste da diferentes respuestas al planteamiento del
maestro, o asimila su discurso de
distinto modo, vino a mostrar que
en el niño había un conocimiento
previo sobre la escritura y según
este conocimiento era la posición
que asumían los niños ante la escritura. Esta simple observación
permitió considerar muchos aspectos nunca antes contemplados. Por
ejemplo, Ferreiro afirma, con razón, que losestudios lingüísticos
nunca se preocuparon por la lengua
escrita y que son pocos, muy
pocos, los lingüistas del siglo veinte
RESEÑAS

que hablaron de la escritura. Por
esta vía se llegó a identificar que
lo que se requiere para alfabetizar
al niño es un nuevo objeto conceptual, es decir, que la alfabetización
requiere ser considerada como una
actividad conceptual, similar a la
que debe...