Oímos Florencia, y oímos arte, literatura y Renacimiento, Dante y Botticelli y otros nombres gloriosos, y solemos pasar por alto que en época de Lorenzo el Magnífico la vida de todos los florentinosestaba impregnada por la política. Culto, refinado, brillante y audaz, muy seguro de s mismo, Lorenzo de Médicis, digno nieto de Cosme, fue respetado y odiado por sus compatriotas. Aspiraba al podertotal para él y su familia, a transformar definitivamente la república en una dictadura, y para ello se valió de una complicada trama de intereses y alianzas que, y esa fue su penitencia, en cualquiermomento podían cambiar. Llegó a controlar todos los matrimonios de las familias florentinas importantes (el matrimonio era una continuación de la política, y lo de “familia política” se entiende eneste contexto a la perfección), y para mover los hilos se valió de la violencia, el exilio y los impuestos arbitrarios. En medio del conocido florecimiento artístico y cultural, escritores y artistashabían de rebajarse para conseguir la protección de los poderosos, casi sin excepción -porque así lo marcaba la época- hombres orgullosos y crueles. La tortura era común, las ejecuciones se convertíanen un espectáculo, los ciudadanos estaban sujetos a préstamos forzosos, y la vestimenta estaba reglamentada. La tesis que defiende Lauro Martines es que la genialidad florentina se extendió tambiéna la política, y en este planteamiento reside la originalidad de este magnífico estudio sobre la conspiración de los Pazzi, el intento de asesinar en 1478 a Lorenzo y Juliano, cabezas visibles de losMédicis. En 1476, una conspiración semejante había terminado con la vida del melmano y tirnico Galeazzo Maria Sforza, duque de Milán, tradicional protector deFlorencia (o de sus clases dominantes).Para dar una idea del personaje y de la época, Martines cuenta que, bajo su mandato, un cazador furtivo muri tras ser obligado a tragarse una liebre viva (piel incluida). El cuerpo de uno de los...
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