(Resumen)Vida De Mario Vargas Llosa

La casa de Arequipa
Mario Vargas Llosa
El lugar donde nací traía a mi madre recuerdos siniestros: vino a él embarazada pero mi padre no volvió a dar señales de vida. EL número 101 del Boulevard Parra, en Arequipa, el 28 de marzo de 1936. Yo había oído que desde su lado Este se tenía una magnifica vista de los tres volcanes pero ahora han surgido edificios que ocultan al tercero. Consta de dospisos y la familia Llosa alquilaba el segundo piso a los dueños, la familia Vinelli, que vivía en la planta de abajo. La primera vez que yo conocí la casa donde nací en los sesenta, entonces solo vivía hay solo un señor Vinelli, me enseño el cuarto donde mi madre dio a luz ayudada por una comadrona Miss Pitzer.
Mis primeros recuerdos de Arequipa son de ese viaje en 1940.Había un congresoeucarístico, mi mamá y mi abuela me trajeron consigo, nos alojamos donde el tío Eduardo García que era cuidado por su ama de llaves, la señora Inocencia que me dio un chupe de camarones, del congreso solo recuerdo a un señor que discursaba con ímpetu se llamaba Víctor Andrés Belaunde era nuestro pariente.
Cuando yo ya era un hombre lleno de canas ella se animo a contarme que en esa casa ella se habíacasado con mi padre un año antes de mi nacimiento de ahí partieron a Lima. Se conocieron en el aeropuerto de Tacna, mi madre se había enamorado como loca de un apuesto radio operador. Mis abuelos habían intentado demorar la boda
El matrimonio fue un desastre por el carácter violento de mi padre pero se amanso cuando mamá quedo embarazada, entonces propuso que Dorita viajara a dar a luz Arequipa .Ymientras yo crecía en su vientre mi descubrió que había sido abandonada, me confesó que por la vergüenza que sentía no salió de la casa durante mi primer año de nacimiento. La familia Llosa partió a Bolivia para poner basta geografía de por medio con aquella tragedia. Recuerdo mis años cochabambinos como un paraíso, mi madre nunca acepto galanes.
Semilla de los sueños
Mario Vargas Llosa
Lacasa de la calle Ladislao Cabrera, en Cochabamba, tenía tres patios. Era de un solo piso y muy grande, el paraíso de la infancia primer patio, de altos árboles, en torno al cual se alineaba los dormitorios. El último, uno de esos cuartos fue el consulado del Perú. Al fondo de ese patio había una terraza con pilares, en la que el abuelo solía cabecear sentado en una mecedora. Por allí se entraba alcomedor. Venía después un pequeño corredor, a la derecha del cual estaba el cuarto de baño, que unía el primero con el segundo patio, éste de tierra, en el que se hallaban la cocina, una despensa y los cuartos de la servidumbre. Al fondo el tercer patio, que antaño debió de haber sido una huerta. Entonces era ya sólo un descampado; servía de corral y, por temporadas, de zoológico,
Allí vivía. Elabuelo Pedro y la abuela Carmen, la Mamaé, mi mamá y yo, el tío Juan y la tía Laura y sus dos hijas, las primas Nancy y Gladys, el tío Lucho y la tía Olga; y su hija Wanda. El tío y la tía Gaby, y el tío Pedro en sus vacaciones; a mí me convenció de que debía ser torero fue Sangre y arena. Las diversiones cochabambinas eran infinitas.
Aprendí a los cinco años en 1941, en mi primer año deprimaria del Colegio de La Salle. Mis compañeros de clase tenían un año más que yo, mi mamá se empeñó en matricularme porque mis travesuras la volvían loca. Estoy seguro de que en esas Navidades de 1941 el Niño Dios depositó en mi cama una pila de libros de aventuras. La gran aventura de esa época fue el viaje a Arequipa con mi madre, la abuelita y la Mamaé, en 1940, para asistir al CongresoEucarístico.
Esos mis primeros diez años fueron intensos. Mi gran aspiración era que el tío Lucho me llevara a alguna de las dos piscinas de Cochabamba en las que aprendí a nadar y ser tan buen nadador como Tarzán que se disputaba a veces en mi espíritu con la decisión de ser torero. Pese a haberlo pasado tan bien en el mundo real, aún lo pasé mejor en el otro, el inventado, el leído en las historias...