Santos Y Quebrantos: Auge Y Ocaso De La Violencia Sagrada En Dq Ii: 58
Estas primicias del mgeruo
Jóvenes cervantistas en Chicago
Edición de
Francisco Caudet Kerr Wilks
EDITORIAL
CASTALIA
Santos y quebrantos: auge y ocaso de la violencia sagrada en Don Quijote 11,LVIII*
ÁLVARO MOLINA
UCLA
En un pasaje hacia el final de Don Quijot (JI, LVIII), Cervantes narra el encuentro e cara a cara de lo que se podrían llamar dos mitos paralelos. Uno es la creencia medieval española en Santiago Matamoros, y el otro la igualmente sincera e inamovible creencia de don Quijote en los libros y leyes de caballerías. El encuentro, que no ocurre exactamente «en un lugar de laMancha» sino cerca de Barcelona -último gran escenario de la novela- sucede al topar caballero y escudero con un grupo de labradores que llevan a las fiestas de su pueblo cuatro retratos de santos: San Jorge, San Martín, Santiago, y San Pablo. La descripción y el comentario de los cuadros a modo de écfrasis clásica produce, aparte de ese encuentro de mitos paralelos, el contrapunto de que donQuijote pronuncie abiertamente y por primera vez sus dudas, si no sobre la caballería en general, sí sobre su propia profesión de caballero andante. En cierto modo esa duda presagia los acontecimientos que marcan el desenlace de la novela.' la trágica caída de don Quijote en la playa de Barcelona, con la correspondiente victoria de su contrincante; el posterior y cabizbajo retomo del protagonista a• Qu isiera agradecer el alient o y apo yo de Francisco Caudet y del Instituto Cervantes para este proyecto, así como la conversación e inspiración de qui enes me han sug erid o rutas de investi gación en este caso, especialmente Carroll B.Iohnson y Eric C. Graf. 1 Martínez-Bonati destaca esa duda quijotesca, e interpreta el retrato de San Pablo como «sugestivo embl ema de transf ormaci ón» para elprotagonista. Habla incluso de peripeteia y anagnórisis como «ambigu amente apli cables» a este episodio (111). Al1en tambi én apunta la importancia de la «d uda» en el desarrol1o del pr otagonista en la Segunda Part e, conectando el famo so «ya no pu edo más » de U, v;:;~J.L vcry ~u.'Ci:.?-:L"U..i:'il.~·.:Y,·~;n.:L6"-- } --O'.::!c..VU-U"C"I.ar \\rl!>..."-".L'>:~'... ·a-.. ~
sagrada en DonQuijote 11, LVIII*
ÁLVARO MOLINA
UCLA
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ÁLVARO MOLINA
su pueblo, acorde con su promesa y a la «ley del duelo»;y por último su enfermedad, su sorprendente conversión, renuncia de la caballería, y muerte repentina. En el episodio concreto de los cuadros, mezcla don Quijote a bote pronto dos creencias; por un lado, las convenciones de la caballería, y por otro, el espíritu de guerra santaprotagonizado por el apóstol Matamoros y demás «caballeros», o sea santos a caballo, que se le antojan valientes guerreros aparte de venerables cristianos . Ambas, caballería y guerra santa, suponen un tipo de violencia que ha sido elevada al plano de lo sagrado, y encajan de forma similar con lo que el pensador francés René Girard ha teorizado sobre la violencia .? Girard halla los orígenes detoda violencia entre personas y comunidades en la confrontación surgida de crisis «miméti cas», ya sea por envidias, celos desenfrenados, o por lo que denomina rivalidades entre «d obles», que proceden al fin y al cabo del mismo deseo de imitación y competencia por un objeto de deseo. Estas crisis miméticas «con tagian» a individuos o a sociedades enteras y sólo acaban por resolverse por medio deuna violencia sacralizada, ritualizada, de sacrificio o ejecución de víctimas, ya sea enemigos o rivales concretos, o en su defecto un sustituto a modo de chivo expiatorio. Tal violencia ritual resulta, a su vez, tanto más efectiva cuanto más resueltos a ella o unánimes son los que la apoyan y perpetran, o cuanto más inadvertido e incontestado es el mito que actúa de instrumento. De hecho, el...
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