segunda parte de parabola del trueque

Páginas: 6 (1262 palabras) Publicado: 14 de octubre de 2014

PARÁBOLA DEL TRUEQUE: (SEGUNDA PARTE)

EL CAMBIO;
Y fue una mañana, una mañana de soledad y desertismo tal y como era desde que aquellos maridos se habían marchado en busca del mercader. Donde desperté y no mire a Sofía, creyendo que por su enojo ella también se había marchado, pero no, solo era una falsa suposición ya quesegundos después me llevaría una gran sorpresa.
Tan sorprendido estaba que un golpe le pedí darme, creyendo que aún me encontraba dormido, se acercó aun encontrándome en la cama y me dijo:
 — ¡Ella es Fernanda, una de las esposas que otro mercader ofrece!
¡Pero porque te has tomado tanta libertad de traerla hasta aquí! respondí. Haciéndole creer que me encontraba molesto. Y ciertamente unamolestia y aun el asombro me invadían, pero era más grande era el asombro de ver una vez más una a la que se le parecía a una jema recién encontrada en una mina, una jema tan pura como el agua cristalina que un día sacio la sed de Alá.
— ¿Por qué? Porque estoy cansada de esto.
Respondió firmemente Sofía a mi pregunta. Está bien, eso es lo que quieres, así será, contesteparándome de la cama a revisar esa mujer y haciendo conciencia de la dura lección que se habían llevado aquellos maridos.
Bueno la verdad es que no revise a esa mujer detalladamente como se debía, lo único que pretendía hacer es cumplir el anhelado deseo de Sofía arriesgándome de cometer el mismo error que esos esposos. Donde está el mercader pregunte, a lo que Sofía respondió incrédula de loque le acababa de decir.
— ¡Él se encuentra abajo! Respondió Sofía.
Entonces en un momento bajo para ajustarme con él, respondí. Al virar note que en su semblante resaltaba la felicidad, una que no había visto hace mucho por culpa de ese que llego a ser un gran problema, pero que para Sofía estaba a punto de resolverse.
Buen día, dije al mercader acercándome. —¡Buen día! — respondió a mi cordial saludo. Así que es usted quien ofrece a estas mujeres, ¿cuál es su nombre?
— ¡Si yo soy y, mi nombre es Mohamed! pero perdonando mi intromisión podría decirme ¿porque se encuentra tan vacío el pueblo? —
Este pueblo se encuentra así por la estafa en un trueque que realizo un mercader ofreciendo unas mujeres chapadas y brillantes cual una moneda de oro.
— ¡Oque mal, que desdicha!, yo podre ser un traficante pero para ello también existen niveles, y por su puesto yo me considero una persona muy honesta, a lo que le pregunto, ¿está seguro de querer quedarse con Fernanda? —
Si le conteste, mojigatamente, tampoco revelándole a él que Fernanda me había sorprendido mucho pero que también quería hacer que Sofía se diese cuenta del motivo por el cual no lahabía cambiado.
Por lo que eh podido notar estas mujeres no son ton perfectas como las que se podían observar con el antiguo mercader, pregunte arrogantemente algo que ya sabía.
—Eso le debería de alegrar, porque esa perfección no resulto ser más que una falsedad, me sorprende que me lo pregunte ya que lo debería de saber muy bien. Pero si, si son perfectas, cada una de estas mujeres esperfecta tal y como son, no necesita ningún arreglo para poder encantar algún hombre, o ¿me equivoco? —
Pareciendo así saber Mohamed el asombro y encanto que Fernanda me había causado.
No, claro que no, es muy cierto lo que tú dices.
Algo tan cierto que Sofía no comprendía debido a que no terminaba de hacerse la idea de que por fin fuese a ser cambiada.
Y fue esa perfección de la que el Mohamed mehablo la que hizo que desde un principio me asombrara tanto al ver a Fernanda sin verdaderamente darme cuenta de ello.
— ¿Bueno entonces si aremos el trueque? —
Pregunto Mohamed con una gran sonrisa nuevamente como si supiese por que realizaba ese cambio.
Si claro que si aremos el trueque, respondiendo rápidamente a su pregunta. Después de llegar a un arreglo subió a...
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