Sinopsis Argumental

Sinopsis argumental

El Cantar de mio Cid es un poema �pico an�nimo del siglo XII que refiere las haza�as de madurez del Cid, en torno al episodio central de la conquista de Valencia, tras ser desterrado de Castilla por el rey Alfonso. �ste lo condena al exilio por haber dado cr�dito a los envidiosos cortesanos enemigos del Cid, quienes lo hab�an acusado falsamente de haberse quedado parte delos tributos pagados a la corona por el rey moro de Sevilla. El texto conservado se inicia cuando el Cid y sus hombres se preparan para salir apresuradamente de Castilla, pues se acerca el final del plazo impuesto por el rey Alfonso. Tras dejar el pueblo de Vivar, de donde era natural, dejando all� su casa abandonada, el Cid, acompa�ado de un peque�o grupo de fieles, se dirige a la vecina ciudadde Burgos. Los ciudadanos salen a las ventanas a verlo pasar, dando muestras de su dolor, pero su pena por el h�roe no es capaz de hacerles contravenir la orden real que proh�be hospedar y abastecer al desterrado. El Cid y los suyos se ven entonces obligados a acampar fuera de la ciudad, a orillas del r�o, como unos marginados.
En esta situaci�n reciben el auxilio de un caballero burgal�s vasallodel h�roe, Mart�n Antol�nez, que prefiere abandonarlo todo antes que dejar al Cid a su suerte. Sin embargo, su ayuda no es suficiente, pues el h�roe, que carece del oro supuestamente malversado, no posee los recursos necesarios para mantener a sus hombres. Por ello, con la ayuda del astuto Mart�n, urde una treta: empe�arles a unos usureros burgaleses, Rachel y Vidas, unas arcas aparentementellenas de los tributos desfalcados, pero que en realidad est�n rellenas de arena. Consigue as� seiscientos marcos de oro, cantidad suficiente para subvenir a las necesidades m�s inmediatas. A continuaci�n el Cid y los suyos siguen viaje hacia San Pedro de Carde�a, un monasterio benedictino donde se ha acogido la familia del h�roe, mientras este se halle en el destierro. La estancia es, sin embargo, muybreve, porque el plazo para salir del reino se agota. Tras una desgarradora despedida, el Cid prosigue viaje y, esa misma noche, llega la frontera de Castilla con el reino moro de Toledo. Antes de cruzarla, el h�roe recibe en sue�os la aparici�n del arc�ngel Gabriel, quien le profetiza que todo saldr� bien.
Animado por el aviso celestial, el Cid entra tierras toledanas dispuesto a sobrevivir entan duras condiciones, iniciando su actividad primordial en la primera parte del destierro: la obtenci�n de bot�n de guerra y el cobro de tributos de protecci�n a los musulmanes. Para ello desarrolla una primera campa�a en el valle del r�o Henares, compuesta de dos acciones combinadas: mientras el Cid, con una parte de sus hombres, consigue tomar la plaza de Castejon, la otra parte, al mando de�lvar F��ez, su lugarteniente, realiza una expedici�n de saqueo r�o abajo, hacia el sur. Las dos operaciones resultan un �xito y se obtienen grandes ganancias, sin embargo, al ser el reino de Toledo un protectorado del rey Alfonso, es posible que �ste tome represalias contra los desterrados. Por ello, el Cid vende Castej�n a los moros y sigue viaje en direcci�n nordeste. La segunda campa�a tendr� comoescenario el valle del Jal�n. Tras recorrerlo saque�ndolo a su paso, el Cid establece un campamento estable, con dos objetivos: cobrar tributos a las localidades vecinas y ocupar la importante plaza de Alcocer. La ca�da de esta localidad, que el Cantar de mio Cid presenta como la clave estrat�gica de la zona, hace cundir la alarma entre la poblaci�n musulmana circundante, que acude a pedirauxilio al rey Tam�n de Valencia. �ste, preocupado por la pujanza del Cid, env�a a dos de sus generales, F�riz y Galve, para que lo derroten. �stos lo asedian en Alcocer, pero el h�roe, aconsejado por �lvar F��ez, decide atacar a los sitiadores por sorpresa al amanecer, lo que le proporcionar� una sonada victoria.
Pese al triunfo, el Cid considera que se halla en una situaci�n dif�cil, as� que,...