Sofia

Ya las 11 de la noche marcaba el reloj y aun me encontraba despierto, escuchando el sonar de guitarras desafinadas a la par que una voz monstruosa, cantaba con furia .El retumbar de las gotas quecaían sobre mi tejado, era opacado por el aulló del metal que surgía fuertemente de aquel computador viejo y blanco que con tanto sudor y sangre mi progenitora logro comprar, simplemente con la intenciónde que algún día saliera del agujero que era aquella montaña en la que vivíamos.
Pronto terminaría el sábado, y el domingo se acercaba con forme los minutos pasaban a la vez que el sueño me consumía.Ella, mi madre llegaría en poco tiempo tal vez con su delantal puesto, el cabello recogido, y un bolso que cargaba en su hombro. Me acosté sobre lo que quedaba de mi cama, una vez que mi viejamaquinita blanca se había apagado.
Allí me encontraba cubierto por cobijas, que intentaban extinguir el frio, y miraba hacia el techo, intentando recrear la cárcel a la cual tendría que ir para visitaral donador de esperma que se hacia llamar mi padre; ese pensamiento me agobiaba haciendo que el sueño no me ganara, pero al final termine dormido con las ideas que se convertían en imágenes a la parque el nuevo día llegaba.
Después de algunos años, otra vez me encontraba junto a mi madre esperando la salida de aquel hombre que tiempo atrás habría matado en un momento en el que el alcohol lo habíaconsumido, sin temor a su mejor amigo. La sangre me hervía y el corazón palpitaba mas a prisa con forme él se nos acercaba; el miedo ya me había consumido pero no podía dejar sola a mi madre, si conun cuchillo rebano a un amigo no quería que ese destino me llegara y si que menos a ella.
Todo paso, mi voz nunca se escuchó en aquellas conversaciones, y solo me remitía a escuchar con ojos defuria, nunca tuve un padre y por su culpa pasaba las tardes solo al son que la música me resguardaba entre sus letras ya que mi madre nunca me acompañaba en el llanto que era parte de mi.
Solo, otra...