Solo Cierra Tus Ojos

Él estaba recostado sobre las hojas secas y la tierra húmeda del bosque. Ella acariciaba el cabello castaño de su novio, quien descansaba la cabeza en su regazo.
Huyeron de las llamas, su pueblo ya no existía; lo bombardearon desde el cielo y minutos después aparecieron soldados con trajes especializados aniquilando a todo aquel que intentara escapar por tierra. Las fuerzas del país aún noestaban enteradas del ataque enemigo.
Ellos fueron rápidos y fríos, corriendo lo más veloz posible y dejando todo atrás. Exceptuando al amor, todo estaba perdido. Pero no todo puede ser perfecto. Una bala alcanzó a Dante, dándole en el estómago. Olivia aún cerraba los ojos cuando recordaba el alarido que soltó éste. Siguieron andando como pudieron, hasta que encontraron un claro al lado de un arroyo yen un terreno hundido, haciéndolo prácticamente invisible para los forasteros.
Dante perdía mucha sangre, y ella no iba a permitir que se fuera sin más. Cortó parte de la falda de su vestido, desesperada, acortando la prenda varios centímetros. También le rasgó una manga a la camiseta del chico y se acercó al arroyo. Dante cerró los ojos fuertemente, la herida en el estómago le dolía.
A losminutos se acercó Olivia con la tela azul humedecida y levantó delicadamente la camisa del chico, dejando al descubierto la herida, que ella limpió con mucho cuidado. Él gemía mientras se aferraba a la muñeca de su novia, pero ella lo acallaba con suavidad y ternura. Le pidió que curvara la espalda y Dante, con todo el esfuerzo del mundo, lo hizo. Así ella pasó la tela de color crema alrededor de suabdomen, logrando un torniquete improvisado.
— Duele... — gimió él, apretando aún más los ojos.
— Lo siento, pero intento salvar tu vida — replicó ella. Las lágrimas estaban escapando por fin.
— Amor... — dijo suave — sabes que no servirá de nada — su sonrisa era amarga.
— ¡No te dejaré ir! — Exclamó ella con la voz quebrada.
Dante la observó; la tenue luz de la luna se reflejaba en los ojos coloravellana de la chica, de los cuales caían varias gotas saladas y calientes. Sus ojos, que ya perdían ese brillo que tanto lo caracterizaban, se inundaron de esa solución salina.
Le dolía... Le dolía tener que dejarla sola, no quería irse. Ya no tenían nada, ni familiares, ni amigos, ni comida, ni refugio.
Olivia era su amiga, se confiaban todo y hablaban sin parar por horas; su hermana, ya quesolían tener ese cariño especial que solo se da en hermanos; su madre, lo reprendía cuando era necesario y le aconsejaba cuando la ocasión lo ameritaba; su cómplice, tenían una habilidad especial de saber que pensaba el otro sin necesidad de palabra alguna; su amante, ella era la única para la que había espacio en su corazón y la dueña de sus labios; pero lo más importante, ella era su otra mitad y nose imaginaba el mundo sin esta. Sus roles volvieron a ser los mismos, y simplemente no quería dejarla, no quería decir adiós, no quería que ella sufriera todo lo que él imaginó en esos segundos porque, sin dudas, el dolor físico no se compara en nada con el dolor del corazón.
— Te quiero, Oli.
— También te quiero, Dante.
Habían pasado horas en silencio ambos, pensando en todo lo ocurrido y todolo perdido. Dante trataba de ignorar el dolor con todas sus fuerzas.
— ¿Te duele mucho, cariño? — Preguntó ella al oír que un débil quejido salía de la boca del muchacho.
— Algo — respondió tratando de no preocuparla, pero sabía de antemano que había fallado.
— Dante...
— ¿En qué pensabas? — Consultó él, tratando de evadir el tema.
— En que estoy aceptando lo inevitable.
— ¿Qué es lo inevitable,Olivia? — Preguntó nuevamente, con esa voz adolorida.
— Te irás. Tú mismo me lo dijiste.
— No te quiero dejar, amor...
— Es lo mejor, Dan. Aquí solo sufres... Te juro que me traspasaría todo tu dolor a mi cuerpo, me duele mucho verte así.
— Lamentablemente no se puede, Olivia. Estaré bien. Ya verás que mañana todo será mejor y los dos saldremos de esta — dijo con esperanza.
Ella no replicó, no...