Stephen King El Umbral De La Noche

Páginas: 529 (132244 palabras) Publicado: 15 de junio de 2015
STEPHEN
KING

EL UMBRAL DE LA
NOCHE

INTRODUCCIÓN
A menudo, en las fiestas (a las que evito concurrir siempre que puedo) alguien
me da un fuerte apretón de manos, sonriendo, y después me dice, con aire de
jubilosa conspiración: «Sabe, siempre he deseado escribir.»
Antes, yo trataba de ser amable.
Ahora contesto con la misma regocijada excitación:
«Sabe, siempre he deseado ser neurocirujano.»
Memiran con perplejidad. No importa. Últimamente circula por el mundo mucha
gente perpleja.
Si quieres escribir, escribes.
Sólo escribiendo se aprende a escribir. Y ése, en cambio, no es un buen
sistema para enfrentarse a la neurocirugía.
Stephen King siempre ha deseado escribir, y escribe. Así escribió Carne y La
hora del vampiro e Insólito esplendor y los buenos cuentos que leeréis en este
libro,y una cantidad fabulosa de otros cuentos y libros y fragmentos y ensayos y
otros materiales inclasificables, la mayoría de los cuales son tan espantosos que
nunca se publicarán.
Porque así es como se hace. No hay otro sistema. La diligencia compulsiva es
casi suficiente. Pero no es todo. Debes tener apetito de palabras. Glotonería.
Deseos de revolearte en ellas. Debes leer millones de palabrasescritas por otros.
Debes leerlo todo con envidia devoradora o con hastiado desdén.
Casi todo el desdén hay que reservarlo para quienes disimulan la ineptitud
detrás de largas palabras, de la sintaxis germánica, de los símbolos obstructores,
sin ningún sentido de la narración, del ritmo y de los personajes.
Después debes empezar a conocerte muy bien a ti mismo, tanto como para
empezar a conocer a losdemás. En cada persona con la que tropezamos en la
vida hay algo de nosotros.

Pues bien. Una diligencia estupenda, más amor por las palabras, más empatia,
y el resultado puede ser, penosamente, un poco de objetividad. Nunca la
objetividad total.
En este momento perecedero mecanografío estas palabras en mi máquina de
escribir azul, en el séptimo renglón de la segunda página de esta introducción,y
sé muy bien cuáles son el tono y el significado que quiero aportar pero no tengo la
certeza de estar lográndolos.
Puesto que llevo el doble de tiempo que Stephen King practicando el oficio, soy
un poco más objetivo respecto de mi obra que él respecto de la suya. La gestión
es muy dificultosa y lenta. Lanzas libros al mundo y es muy difícil quitártelos de la
mente. Son criaturas intrincadas, quetratan de progresar no obstante todos los
lastres que les has puesto. Me gustaría llevármelos a todos a casa y encarnizarme
con ellos por última vez. Página por página. Hurgando y limpiando, cepillando y
puliendo. Poniendo orden.
A los treinta años, Stephen King escribe mucho, mucho mejor de lo que yo
escribía a esa misma edad, o a los cuarenta.
Tengo derecho a odiarle un poco por esto.
Y creosaber que hay una docena de demonios ocultos entre los matorrales a
los que conduce su sendero, y aunque tuviera cómo advertírselo, sería inútil. Él los
doblegará o serán ellos quienes le dobleguen a él.
Es así de sencillo.
¿Me seguís?
Diligencia, pasión por las palabras y empatia equivalen a una creciente
objetividad... ¿y después qué?
El relato. El relato. ¡El relato, maldición!
El relato es algoque le ocurre a alguien por quien te preocupas, porque te han
inducido a ello.
Puede sucederle en cualquier dimensión —física, mental, espiritual— y en
combinaciones de esas dimensiones.
Sin la intromisión del autor.
La intromisión del autor es: «¡Por Dios, mamá, mira qué bien escribo!»

Otra forma de intromisión es grotesca. He aquí uno de mis ejemplos favoritos,
extraído de un Gran Best Sellerde antaño: «Sus ojos se deslizaron por el peto del
vestido.»
La intromisión del autor consiste en una frase tan inepta que le recuerda
súbitamente al lector que está leyendo y lo ahuyenta. La conmoción le hace
abandonar el
relato.
Otra intromisión del autor es la minidisertación incrustada en el relato. Éste es
uno de mis defectos más lamentables.
Es posible que una imagen esté pulcramente...
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