Tesis

Prefacio
Me pregunto, ¿cómo llegué aquí? Mi vida había sido totalmente planificada por mis padres, por mí, por todos a mí alrededor. En este punto había tomado muchísimas decisiones erradas, y no quería equivocarme más. Pero… ¿qué tenía de malo? Ya no había nadie que pudiese molestarme diciéndome lo mala que estaba siendo mi vida en este momento. Esas molestas críticas se habían ido a su vezcon esas decisiones; entonces… ¿Por qué, exactamente, me estaba quejando?






























I

Era extraño, pero me sentía realmente nerviosa a sabiendas de que mi mamá me tenía una cita a ciegas, sin embargo tenía un presentimiento de que esta vez sería diferente. Ya hacía mucho que mi mamá preparaba citas a ciegas para mí, y ninguna logró cumplir niun poco mis expectativas, mas esta vez, sentía un atisbo de esperanza, de que sería la última, de que ya no habría más citas con hombres extraños y hablando de mecánica y autos por debajo, que éste sería el que me hablase un poco de sus gustos musicales o los libros que acostumbra a leer. Sentía que sería así.
Mis cavilaciones fueron interrumpidas, esta vez por mí misma cuando me di cuenta deque estaba a punto de llegar a mi casa, tenía que vestirme y salir volando al sitio donde íbamos a encontrarlos mi cita a ciegas y yo. Así fue.
Me coloqué un vestido que había estado en mi ropero por quién sabe cuánto tiempo, era ajustado desde la cadera hasta más arriba de las rodillas, y donde debería ir un blusón, ocupaba el espacio una tela muy delicada, opaca de color champagne, me quedabamuy bien acompañada de mis zapatillas de vestir, no acostumbraba a usar este tipo de cosas. Mi cabello decidió cooperar, pero aun así no me sentí del todo conforme, así que hice unas pequeñas ondas que caían desde la mitad de mi cabello hasta las puntas.
Mis manos sudaban y estaban realmente frías, la última palabra que escuché antes de salir fueron las de mi mamá, deseándome buena suerte,como siempre. Caminé hasta el restaurant donde deberíamos encontrarnos y me senté en la mesa a esperar. Pedí un vaso con agua.
Pasaron varios minutos, muchos, quizá. Él aún no llegaba, y comenzaba a impacientarme, sabía que si llegaba y preguntaba “Hey, ¿tienes mucho tiempo esperando?”, le diría “Por supuesto que no, un par de minutos, nada más”.
Los minutos se volvieron horas, y a pesar dehaber esperado tanto, no me sentía molesta, suponía que era una buena señal de que no debía salir con este tipejo, quién sabe si sería un asesino en serie, violador y drogadicto, aunque mi mamá nunca escogería a alguien con antecedentes penales. Me levanté y pagué el jugo y el agua que había bebido en espera, mi reloj marcaba las nueve con treinta minutos, y debía volver rápido a mi casa, mi mamáseguro aprendería de esta lección.
-Mierda –dije para mis adentros-, estas zapatillas son una mierda.
Me senté en las escaleras de subida a mi casa y me las quité, en realidad si estaba molesta, pero no el hecho de haber tenido que usar ese atuendo por dos horas y media. Alguien interrumpió mis pensamientos.
-¿Eres Lucía? –preguntó un hombre de tez blanca y alto.
-Supongo.
-Soy Mark–se presentó.
-Lo siento, Mark, verás, esta es mi casa… y, como sabrás, deseo entrar, me dejaron plantada y no tengo el más mínimo interés en nada…
-Fui… -titubeó-, fui yo el que te dejó plantada.
Quedé atónita, pero lo único que pude hacer fue reírme.
-Lo siento, es que… No está bien que me dejes plantada, y tampoco está bien que te aparezcas en mi casa –aún reía.
-Tenía quereivindicarme, no suelo ser así, se me presentaron algunos inconvenientes.
-Calla, lo vas a arruinar, más… -subí un escalón-, solo… pasa. Arreglaremos la cita, ¿te parece?
-¿En serio? –preguntó, sorprendido.
-No me gusta que me den explicaciones, así que, por favor, acepta mi invitación. Nunca lo hago –sonreí de medio lado.
-Vamos, entonces –tomó mi mano y entramos.
Abrí la puerta y dejé...