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Es posible que el lector de este artículo haya visto recientemente una película en 3D sentado en la
butaca de un cine. Le será
familiar
entonces esa sensación de objetos que se presentanjusto
enfrente del espectador dando la sensación de que se pueden toc
ar, o habrá sentido la necesidad de
ladear la cabeza para evitar golpearse con algún elemento de la película. Elcine en 3D añade una
dosis de realismo a la historia que se desarrolla ante nuestros ojos
,
puesto que ésta es nuestra forma
natural de visión.
Esto se debe a que la evolución provocó quela mayoría de los depredadores
tengan sus dos ojos mirando hacia delante, lo que les permite percibir la profundidad, ayudándoles a
calcular las distancias al abalanzarse sobre su presa.Así como las películas
en color se impusieron a las películas en blanco y negro, puesto que nuestro
sistema de percepción visual es capaz de apreciar el color, es razonable suponer que laspelículas en
3D se impon
drán sobre el formato visual 2D,
mayoritario en la actualidad. De
hecho, la idea del cine
en 3D no es nueva en absoluto y sus orígenes se sitúan a comienzo
sdel siglo
XIX
[
1
]. Su desarrollo
tuvo un impulso notable a mediados del siglo
XX,
pero las dificultades tecnológicas hicieron que el
efecto 3
D fuera de mediana calidad. Eldesarrollo a finales del
pasado
siglo de nuevos sistemas de
captura digital en 3D
,
junto a la aparición de nuevas técnicas de procesado digital de imagen
,
ha dado
como resultado unasensación 3D de alta calidad
,
generando un
renacimiento de esta tecnología.
Aunque los costos de producción de una película en 3D suponen aproximadamente un 20% de
incremento sobre los deuna película convencional, los ingresos obtenidos compensan con creces el
incremento en la inversión. Las pelíc
ulas 3D más recientes han generado
el triple de
ingresos que las