tiempo muerto

 Tiempo muerto
La maquina no demoro en partir. Yo que siempre aprovecho todo, buscaba entre ellos a ver si conocia a mi tio, un hermano de mi madre, oi decir alla en Nevis que vino para este pais. Fue por esa razon que me decidi a venir a esta tierra, no sabia su direccion y nunca le pregunte. Ademas, alla en las islas nadie sabia la forma de localizar a sus parintes que tenian aqui. Decian elnombre de los ingenios donde vivian cuando lo recordaban y ya, con eso era suficiente. Yo siempre pense que era igual en todas partes. Que los ingenios aunque eran varios, estaban a un solo poblado y que podia encontrar al tio por las calles o por referencia, como sucedia en Nevis, en eso falle.

La maquina partio dejando un humo parecido al de las chimeneas que habiamos visto desde el mar.Esta vez este humo se nos metia por la boca y la nariz, los vagones donde ibamos no tenian techo, pronto dejamos el muelle y atravesamos la ciudad. La maquina tomo velocidad con un pito ensordecedor que no cesaba penetro a un carril cubierto de ca;as. Eran ca;averales interminables como yo jamas habia visto. Todos notamos cuando aparecio un poblado peque;o, tal ves ocho o nueve casitas de maderaenvejecida y cansada; una madera que el tiempo se iba tragando poco a poco. Estaban todas techadas de un zinc oxidado o con yaguas. Es un batey, dijo alguien en ingles, pero lo dijo como si estuviera adivinando. Es un batey, repetimos. Sentados todos lo aleros se veian hombres sin camisas. Tampoco sonreian, todo aquello solo parecia el reinado de la tristeza. La maquina comenzo a reducir lavelocidad. En vez de ca;averales, empesaron a aparecer cosas variadas donde se reafirmaba la miseria de la mayoria y el bienestar de la minoria. Era el ingenio Consuelo, donde por fin llegamos, entonces de repente, aparecio ante nuestra vista esa edificación gigante. Nos dio la bienvenida el humo que salia de las dos chimeneas, eran los tubos mas inmensos que habiamos visto en nuestras vidas. Llegaron alingenio dijo alguien que se acerco, fue en ese momento que lo reafirmamos, el ingenio no era mas que un monton de motores que trabajaban sincronizados. Como ya habia comenzado la zafra, todos estaban encendidos al mismo tiempo produciendo un ruido verdaderamente infernal.

La maquina se paro, bajen y entren al “piso de azucar”, ordeno el maquinista que nos trajo. Era un almacen enorme y estabavacio, solo esperaban que a zafra cmenzara a dar resultado para llenarlo de sacos de azúcar. Nos desmontamos, uno de los hombres que estaba junto a la mesa nos hizo una se;al para que dejaramos los paquetes, hicimos una fila frente a la mesa. Nos hablaban en español, entendíamos mas bien por las señales que nos hacian, por intuición o por un milagro. En unos papeles vi la fecha del dia, la capteporque estaba abreviada: dieciséis de octubre de 1932. era domingo. Ese hecho me hizo recobrar la nocion del tiempo.

Después de dar el nombre no entregaban un paquete: un saco de henequen vacio, una lata de sardinas con un pan, una mocha y tres centavos. La lata de sardinas y el pan eran la cena de esa noche y el desayuno del dia después, con los tres centavos ibamos hacer la compra de la semanaen la bodega del batey. Esa compra tenia que rendirnos hasta que cobraramos. La mocha era para cortar la ca;a, el saco habia que usarlo como colchon. Finalmente advirtió La obligación de tener que levantarnos temprano, lo dijo como si se tratara de una sentencia.

En medio de la oscuridad solo atendi a abrir la lata de sardinas, la abri con la mocha, fue una operación hecha a tientas. Teniatanta hambre que me comi de un tiron las sardinas con todo y pan, después de comer pense que acababa de reponer varios almuerzos atrasados. Sabia que habia cenado y como si fuera poco, me adelante el desayuno del dia siguiente. Todo eso con una lata que tenia cuatro sardinas y apenas un pan. No importa pense, al otro dia iba a empesar a trabajar, ademas tenia tres centavos en los bolsillos....