Tomyprado

“La Cuerda”

Cuenta la leyenda que en una esquina del Cerro Placeres en Valparaíso existía una joven mujer que dedicaba su vida a entonar vals en honor al mar. Ella, mezcla desconcertante entretoscos rasgos, ropaje sencillo, inmaculado rostro y alucinantes ojos color mar, era sin duda el misterio mejor guardado del lugar. Nadie tenía idea alguna desde donde había llegado tal extraña mujer.
ElCerro Placeres se caracterizaba, en ese entonces, por ser un lugar bohemio de juergas sin fin, el tufo de vino en vaso a medio tomar impregnaba las calles, caminatas en diagonal para evitar elcansancio eran pan de cada día y los gatos deambulaban sobre los techos de zinc haciendo un festival de colas. Destacaba en aquel paisaje pintoresco “La Cuerda” quien había recibido tal apodo de las viejashabladoras del puerto por su manera de tocar con tal gracia las cuerdas a su guitarra y se burlaban, a su vez, por su evidente falta de lucidez.
Los habitantes de Valparaíso se veían cautivados alver a esa menuda muchacha sentada en un banquito roñoso de cuatro patas concediéndole hermosas serenatas al mar, el cual parecía excitarse al escuchar esas melodías acompañadas de un débil y sensualtarareo.
Como era habitual las mujeres del pueblo se sentían invadidas por aquella belleza incomoda que provocaba la mujer al entonar sus valses por lo que siempre encontraban alguna manera de hacerlacallar.
Una noche algo cambió, “La Cuerda” tocó como nunca su guitarra, el forcejeo melancólico haría despertar el oleaje marino y el hormigueo en su joven cuerpo incendiaba su desequilibrado pensar.Los hombres que balseaban en las cercanías percibieron el candor de la bruma despertando el placer prohibido de acercarse a “La Cuerda”.Un motín de hombres con olor a vino y cigarrillos baratoscorrieron poseídos por una fuerza inexplicable a la esquina donde nacía aquella enloquecida melodía, deseando saciar su sed de placer. Dicen que cuando los hombres rozaron la silueta de su guitarra, que...