TrabajosobreBoccaccioMujerespreclaras 2
Mujeres preclaras,
así como en
muchas páginas de internet, insiste en el hecho que Boccaccio siente un gran interés por las
mujeres (cosa que es bastante cierta) y que, asimismo, “las mujeres son tratadas por la
relevancia de sus hechos, lo que constituye una clara reivindicación social de la autonomía
femenina, un rasgo de gran modernidad muy característico de Boccaccio, un autor
profundamente innovador de géneros y estilos”. Esta última afirmación debe ser leída teniendo
en cuenta la ambigüedad de dicha “reivindicación”, ya que Boccaccio produjo también otras
obras en las que se contradice con el contenido de la que nos ocupa en cuestión.
Il Corbacio
equivale a
Mujeres preclaras pero en sentido contrario, hablando de hombres ilustres. Es cierto
que el volumen de obras dedicadas a hombres por aquellos tiempos era mucho superior a los
que trataban sobre grandes mujeres, hecho por el cual se reconoce a Boccaccio como un autor
reivindicativo de la figura femenina. Pero ello no quita que fuera un hombre, como todos los de
su tiempo, con un profundo carácter patriarcal heredado de la tradición católica europea. Por
estas razones debemos adoptar una actitud prudente y crítica frente a dicha “defensa de las
mujeres” y no dejarnos llevar por la aparente voluntad reivindicativa del autor. A fin de cuentas,
esta obra fue aceptada por la tradición discursiva sobre las mujeres. De este modo, a lo largo
de esta obra, muchas veces encontramos valores y actitudes misóginas que el autor pretende
condenar. La ambigüedad de la obra de Boccaccio se aprecia cuando afirma que, en casos
excepcionales, la virtud femenina puede igualar a la masculina, e incluso puede llegar a superarla. Ante la clara contradicción que nos plantea, nosotros nos preguntamos: ¿qué
propiedades debe reunir una mujer para que se le reconozca una gran virtud? o dicho de otra
manera; ¿cuáles son las virtudes consideradas buenas o apropiadas para una mujer?
Mujeres preclaras
es una colección de biografías sobre mujeres ilustres, a cada una de
las cuales, el autor añade reflexiones sobre la virtud (o virtudes) por la que destacan y también
sobre sus defectos o vicios. A menudo se las compara con hombres a los que ellas igualaron o
superaron. Aunque aparentemente Boccaccio escribe con intención de dar respuesta a los
misóginos, emplea fórmulas que le permiten aceptar la tradición anterior y, asimismo, hacer una aportación personal. Mediante esta obra, recupera mujeres célebres y heroínas, desde la
Antigüedad hasta sus días, que eran ignoradas debido al predominio del sexo masculino en el
heroísmo medieval. Pese a reivindicar las figuras de dichas mujeres ilustres, Boccaccio es muy
cauteloso para no ganarse la enemistad de la falocéntrica Iglesia católica. Así pues, la mayoría
de mujeres son alabadas en función de su inteligencia, su sabiduría o su ingenio femenino, a la
vez que son condenadas aquellas que usan sus virtudes para la lujuria, la venganza u otros
fines repudiables. De aquí se deriva que las mujeres poderosas (por distintos motivos) han sido
marginadas por el imaginario occidental y predominantemente masculino, y han sido tachadas
de brujas y malvadas. Se les priva de algunas de sus mayores virtudes femeninas, como la
belleza y la compasión. La imagen de la bruja es muy reveladora, ya que normalmente cuando
se muestra hermosa es debido a algún hechizo o pócima que, cuando pierde su efecto, revela
su verdadera crueldad y fealdad. En contraposición a esta ...
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