trhvhj

Me llamo Moisés Martínez y llevo todo el año preparando el examen de la última evaluación de segundo de bachillerato. El examen tiene ocho páginas y 36 ejercicios, me costó prepararlo y no megustaría perderlo a una semana del examen. Lo guardo en el cajón del escritorio de mi clase, en una carpeta amarilla. Decidí guardarlo allí porque a nadie le ha llamado nunca la atención esa carpeta.
Pasaronlos días y los exámenes aún permanecían en el sitio, y yo todavía tenía miedo de perderlo. Ese mismo día me fui a casa a las 14:00h, veinte minutos antes de lo habitual por asuntos personales. A lamañana siguiente fui a clase y todos estaban muy nerviosos y apresurados porque se acercaba el examen. Había unos cuantos que estaban tranquilos, supongo que porque ya se lo sabían bastante bien.Llegó el día del examen, abrí el cajón y cojí mi carpeta amarilla; la abrí, traté de tranquilizar a los alumnos, pero… ¡No estaban los exámenes! Me puse muy nervioso e intenté pensar dónde los dejé, peroestaba totalmente seguro de que los guardé en esa misma carpeta. Me los habían robado, seguro. Pero, ¿Cómo puede alguien que se está preparando durante tanto tiempo arriesgarse a robarlos?
Bueno, notuve otra opción que suspender el examen. Había alumnos que se fueron muy enfadados a casa porque llevaban toda la noche estudiando i repasando. Se lo comuniqué al director llamado José Ramón.Enseguida se puso muy nervioso y puso en marcha una investigación.
Lo primero que hicimos fue llamar uno por uno a los alumnos del curso. Pero había unos tres o cuatro que no pudieron venir por problemasprivados. Los anotamos y decidimos llamarlos en otro momento. El siguiente día compramos un par de cámaras, y las colocamos una a cada cantón de la misma clase; la primera enfocaba con el escritoriodel maestro y la segunda las últimas mesas de la clase.
Unos días más tarde al ver las grabaciones de las cámaras, observamos que uno de esos chicos a los que no pudimos investigar, fue a devolver...