tuhermana

Dicen que ocurrió a mediados de los 90, en una de esas calles olvidadas, plagadas de casonas viejas con balcones agonizantes, de esas que abundan en Lima. La casona de esta historia estaba así, casidesmoronándose. Desde fuera daba la impresión de que solo bastaba un ligero toque en el punto correcto, una brisa suave, un golpe definitivo para que todo se viniera abajo. La pared, opaca yempolvada, estaba recubierta de una pintura roja barata que cuando la rozabas, se impregnaba en tu mano como harina colorada. Las ventanas, rotas, con sus pedazos esparcidos en el suelo, y los marcos gigantesde madera estaban a punto de desaparecer. Totalmente inhabitable.
Sin embargo, si te acercabas un poco, podías ver a una joven dentro de la casa. Y si te acercabas un poco más, al lado de la jovenaparecía otro joven. Y a medida que te acercas, aparecen dos más, tres más, toda una comunidad de almas abandonadas que van a refugiarse a lugares igual de abandonados que ellos. Cristina era una deesas almas. Alta para su edad, esbelta, morena; ella y su hermana, Laura, frecuentaban la casona casi diariamente. Ambas con apenas 14 años y demasiada libertad.
Cristina había crecido en Miraflores,en uno de esos barrios pitucos llenos de camionetas enormes con casas de cuatro jardines mínimo. Aun así, por las tardes, cuando no había nadie, lograba escaparse para “pasear” por el Lima con susamigos, si es que por “pasear” se entiende ir a ponerse ciegos con las “pastis” que conseguían a bajos precios. Y eso se encerraba ella a hacer en la casona, segura de que nunca nadie la encontraríaallí. Y, ¿quién iba a notarlo de todos modos? Veía tan poco a sus padres que pronto olvidaría sus caras y Laura estaba igual o peor que ella, nadie podía decirle nada…Pero un día todo salió mal.
Como erarutina, a las 3 de la tarde, Cristina ya estaba alistándose para salir. No almorzó, igual ni tenía hambre. De lo que tenía urgencia de veras esperaba por ella en la casona. Salió a la calle, tomó...