Un acercamiento al pecado

Un acercamiento al pecado.
“…el pecado no es más que otro
aspecto de Dios.”
-La corona de Raquel.

A través de la historia de su desarrollo, las sociedades humanas se han sentido siempre seducidas por el espíritu de la transgresión, quizá como la forma natural que les permite otear los límites marcados por sus propias convenciones. Y atrapadas en la doble paradoja de ese juego que se empeñaen delinear las prohibiciones que después serán el blanco preferido a no cumplir, los diversos sistemas de pensamiento –tanto racionales como pertenecientes a los elusivos terrenos de la fe- se han embarcado en el intento de explicar a la naturaleza de un conjunto de comportamientos que parecen definir a un gran número de actos humanos como fruto de una serie de pulsiones y deseos que, al poneren riesgo el cumplimiento de las normas establecidas, resultan siempre censurables por los grupos que detentan el poder.
Y como es frecuente, en cuanto el grado de abstracción al momento de explicar el origen de las cosas se torna más complejo, más profundo y mucho menos comprobable, el rigor de su eficacia resulta menos efectivo; al grado de que puede percibirse la existencia de una casitangible paridad entre las explicaciones teóricas en torno a la naturaleza del pecado y las doctrinas propias de las religiones teístas.
Como muestra, basta sólo recordar que -aunque considerado común y erróneamente como una religión- el pensamiento budista, además de prescindir de la creencia en la existencia de una entidad divina, carece de la noción de pecado, estableciendo que la experiencia delsufrimiento es la única e ineludible consecuencia directa de las conductas pertenecientes a la esfera de la maldad conocidas como Los tres venenos, es decir, la codicia, la ira y la ignorancia. Afirmando de este modo la prevalencia de los valores de una ética natural más que teológica.
De manera semejante, la concepción del pensamiento griego de la época clásica explica al pecado como el acto devivir al margen de los códigos morales e intelectuales considerados como metas deseables, abandonándose a una actitud errónea a la que se accede de manera consciente o inconsciente.
Por su parte, hablando ya de las llamadas religiones monoteístas, tanto la doctrina del Islam como la moral del antiguo pueblo hebreo definen a la naturaleza del pecado como resultado de los actos humanos -más no comoun estado intrínseco del ser- a la que además atribuyen la connotación religiosa de incumplimiento de los mandamientos de Dios.
Pero es sin duda alguna el pensamiento derivado del catolicismo cristiano el que ha alcanzado los mayores niveles de sutileza en cuanto a la definición sistemática de las acciones consideradas por su dogma como pecaminosas.
Definido como la desobediencia voluntaria delhombre a los lineamientos de un plan divino previamente conocido -pues tal como lo dicta el Catecismo Católico el pecado es una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna-, para los códigos morales de la iglesia de Roma la reprobación del pecado ha constituido uno de los principales pilares sobre los que se sostiene la compleja maquinaria de su fe; llegando incluso a niveles deabstracción suprema, que consiguen explicar a la existencia como una realidad consustancial al sentido de la culpa y el error, bajo la inexorable noción de un pecado original común a toda vida humana del que sólo puede liberar el sacramento bautismal.
Se dice que fue Cipriano de Cartago quien alrededor del año 258 estableció por vez primera una lista que incluía a las ocho acciones pecaminosas cometidaspor el hombre. Posteriormente, ya en el siglo IV, Evagrio Póntico jerarquizó a estas ocho pasiones clasificándolas entre vicios concupiscibles o deseos de posesión –gula, avaricia, lujuria y soberbia­-, y vicios irascibles o carencias del alma –ira, pereza, tristeza y orgullo-. Aunque fue san Gregorio Magno (540-604) el que, influido por el pensamiento en boga de santo Tomás de Aquino –quien...