un estudiante graduado en f sica te rica
El resultado fue un cambio drástico en mis planes profesionales, un paso de la física a la historia de la ciencia y, luego, gradualmente, de los problemas históricos relativamente íntegros a las inquietudes más filosóficas, que me habíanconducido, inicialmente, hacia la historia. Mi primera oportunidad algunas , me fue proporcionada a través de tres años como Junior Fellow de la Society of Fellows de la Universidad de Harvard.
fue dedicada a la historia de la ciencia propiamente dicha. Principalmente, continué el estudio de los escritos de Alexandre Koyré y descubrí los de Émile Meyerson, Héléne Metzger y Anneliese Maier.1 De maneramás clara que la mayoría de los demás eruditos recientes, ese grupo muestra lo que significaba pensar científicamente en una época en la que los cánones del pensamiento científico eran muy diferentes de los actuales. Aun cuando pongo en tela de juicio, cada vez más, algunas de sus interpretaciones históricas particulares, sus obras, junto con Great Chain of Being, de A. O. Lovejoy, sólo han cedidoel lugar preponderante a los materiales originales primarios, en la formación de mis conceptos sobre lo que puede ser la historia de las ideas científicas. Gran parte de mi tiempo, durante esos años, lo pasé explorando campos que, aparentemente, 1 Ejercieron una influencia primordial: Etudes Galiléennes, de Alexandre Koyré (3 vols.; París, 1939); Identity and Reality, de Émile Meyerson, trans.Kate Loewenberg (Nueva York, 1930); Les doctrines chimiques en France du debut du XVIIe á la fin du XVIIIe siécle (París, 1923), y Newton, Stahl, Boerhaave et la doctrine chimique (París, 1930) de Héléne Metzger; y Die Vorlaufer Galileis im 14. Jahrhundert, de Anneliese Maier ("Studien zur Naturphilosophie der Spätscholastik"; Roma, 1949). PREFACIO 11 carecían de relación con la historia de lasciencias, pero en los que sin embargo, en la actualidad, la investigación descubre problemas similares a los que la historia presentaba ante mi atención. Una nota encontrada, por casualidad, al pie de una página, me condujo a los experimentos por medio de los cuales, Jean Piaget, ha iluminado tanto los mundos diversos del niño en crecimiento como los procesos de transición de un mundo al siguiente.2Uno de mis colegas me animó a que leyera escritos sobre la psicología de la percepción, sobre todo de los psicólogos de la Gestalt; otro me presentó las especulaciones de B. L. Whorf acerca del efecto del lenguaje sobre la visión del mundo y W. V. O Quine me presentó los problemas filosóficos relativos a la distinción analiticosintética.3 Éste es el tipo de exploración fortuita que permite laSociety of Fellows y sólo por medio de ella pude descubrir la monografía casi desconocida de Ludwik Fleck, Entstehung und Entwicklung einer wissenschaftlichen Tatsache (Basilea, 1935), un ensayo que anticipaba muchas de mis propias ideas. Junto con una observación de otro Junior Fellow, Francis X. Sutton, la obra de Fleck me hizo comprender que esas ideas podían necesitar ser establecidas en lasociología de la comunidad cien- 2 Debido a que desarrollaron conceptos y procesos que surgen también directamente de la historia de la ciencia, dos conjuntos de investigaciones de Piaget resultaron particularmente importantes: The Child's Conception of Causality, traducción de Marjorie Gabain (Londres, 1930), y Les notions de mouvement et de vitesse chez l'enfant (París, 1946). 3 Los escritos de Whorf...
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