Un Hijo Estudiando En Córdoba
Recuerdo que hace un tiempo atrás, leí un artículo en el que narraba cómo un gran tenor italiano proveniente de una modesta familiahabía triunfado. Dado que el estudio de canto profesional era y es muy costoso, toda la familia, incluso abuelos, tíos, primos y otros más, aportaban año tras año el dineronecesario para pagarlo. De ese modo, el logro personal de ese extraordinario tenor fue, además, un logro familiar.
A veces no alcanza con tener talento cuando lasposibilidades económicas son insuficientes, o cuando no existe, o no es posible esa solidaridad colectiva, y es una de las razones por las que quedan en el camino muchosjóvenes brillantes.
Tener un hijo estudiando en otra ciudad es una inversión, pero no sólo por lo material, sino más bien por lo humano, es creer en las posibilidades y en lacapacidad de sacrificio de quien sueña con un destino acorde a sus ideales, es tener confianza en que todos estamos haciendo lo correcto en forma sostenida, cada unopreocupado en la parte que le corresponde del proyecto.
Cuando permitimos que nos “abandonen” para continuar sus estudios en otras ciudades, como padres sentimos temor einseguridad, y es que nunca pensamos que son lo suficientemente “grandes” como para vivir solos sin nuestra “protección”, aún más en los tiempos actuales, donde la sociedadse encuentra en una etapa valorizada por el consumo y el individualismo, y se moviliza por los bienes materiales como fundamento de su existencia, por eso, y a pesar denuestras debilidades, apoyar el desarrollo sistematizado de las competencias innatas de nuestros hijos a través del estudio, es confiar en el futuro del ser humano.
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