Un Juguete Maravilloso

Me habían llegado muchos casos para su atención; había atendido niños que se orinan en la cama; otros los traté por ser agresivos con sus hermanos y amigos, aparentemente sin ninguna causa; recordé el caso de un niño de seis años que sufría ataques epilépticos frente al videojuego. Pero ninguno tan extraordinario como éste.

En todos los casos anteriores pude encontrar las causas del problemacon relativa facilidad, pero en este último tuve que hacer no sólo el papel de psicólogo, como corresponde a mi profesión, sino además, el de detective, en sentido estricto de la palabra.

El caso de Robertito había sido sencillo resolverlo porque es de los que está perfectamente tipificado: su problema de enuresis se debía al maltrato que el padre le propinaba. Aunque no se resolvió del todoy de inmediato, pudimos aminorarlo paulatinamente cuando platiqué con su mamá y ésta, a su vez, con su marido.

Felipe resultó ser un falso epiléptico pues sus ataques se originaban debido a que forzaba sus capacidades físicas y emocionales mas allá de sus capacidades, cuando en un intento por ganarle a los personajes del videojuego siempre terminaba derrotado. Su obsesión por vencer almonstruo central, lo había arrojado a un grave problema de enajenación. La solución también fue sencilla: primeramente localizamos la clave que en el juego le daba “vida eterna” a Felipe; una vez que el luchador principal fue derrotado, Felipe terminó por desinteresarse del juego y su “epilepsia” desapareció como por arte de magia.

La agresividad de Blanquita, una niña de cinco años, se debía a que nosoportó haberse convertido en la salchicha del sándwich. Los eternos y prolongados pleitos de sus padres concluían con reproches mutuos. Blanquita escuchaba siempre que “ella era la causa”, que si su madre la defendía, que si su padre no se sentía atendido como la niña, etc., etc. Blanquita agredía a sus amiguitas como una forma de replicar el único mundo que conocía; también lo hacía para darlesalida a su inseguridad, pues creía a pie juntillas que su padre cumpliría la eterna amenaza de que se iría de la casa. Un largo y preciso tratamiento de pareja resolvió el problema.

Pero este caso, el que ahora les narro, no fue sencillo. Lo supe desde el momento en que la señora y su hijo Carlos Daniel, entraron a mi consultorio.

* Buenos días señor doctor – me dijo el niñoadelantándose a su madre en el saludo.

* Buenos días niño – le contesté de manera inmediata y cariñosa.

Mi saludo amable no fue mera formalidad, pues ante niños como éste no se puede mentir; el correcto desempeño del pequeño desde el inicio, obligaba a ser cuidadoso y sincero.

* Buenos días doctor – terció de inmediato la madre de Carlos Daniel.

* Señora, siéntese por favor ytranquilícese. Su cara de angustia me indica que viene usted muy preocupada.

* Así es doctor. Mi hijo me preocupa por su manera de ser.

* Mamá- interrumpió el niño-, no debes preocuparte, no me duele nada, y si venimos con el señor doctor es porque tú dijiste muchas veces.

De inmediato pero de manera discreta, observé al niño cuya forma de expresarse de por sí ya era preocupante. CarlosDaniel era un niño de 5 años, de complexión delgada; sin embargo, su aparente falta de peso no significaba que estuviera físicamente mal. Su cabello oscuro y lacio caía sobre su carita de color moreno claro. Sus ojos de tono café lanzaban profundas miradas que se posaban de manera analítica sobre cualquier objeto o persona. Su escrutinio no molestaba, pues era propio de los niños de su edad que todoquieren saber de inmediato y sin medias tintas. No obstante este niño daba la apariencia de que al mirar memorizaba todo, llegando a conclusiones rápidas y certeras, mucho mejor que los adultos. Su voz dulce salía de una boca perfectamente enmarcada por delgados labios. Su tono de voz se oía más seguro que el de la propia madre que empezaba a dar muestras de mortificación al suponer que yo me...