Una Experiencia Para Compartir

Una experiencia para compartir
Autor: Jaime Guillermo Cerdas Solano, Asesor Nacional de Jóvenes y Adultos.
Es claro que la deserción es uno de los grandes problemas que enfrenta la Educación en nuestro país. Y la Educación de Jóvenes y Adultos no escapa de esta problemática, existiendo como causal una multiplicidad de factores que pueden actuar individualmente o de manera correlacionada.Consecuentemente, muchos de nuestros estudiantes, al abandonar el proceso educativo, terminan engrosando un sector de la sociedad marginado y relegado del ámbito productivo y cultural. Al respecto, el Padre Tanttembach, quien fuera otrora el gestor y fundador del actual Instituto Costarricense de Enseñanza Radiofónica (ICER), hablaba de los “culturalmente marginados”, con un modus vivendi traducido en“ignorancia, hambre, enfermedad, violencia; en dos palabras: inequidad y exclusión” (Padilla, 2009, p.VI).
Dentro de esta realidad, en un proceso de alfabetización, es fundamental el esfuerzo que realicemos para mantener a nuestros participantes dentro del proceso educativo. En este sentido, el conocer las motivaciones personales de cada uno de los adultos que asisten a este proceso, es prioritario.En la medida que el facilitador utilice adecuadamente la metodología andragógica para conocer esas motivaciones y las estimulemos constantemente, tendremos más posibilidad de mantenerlos en las aulas. Es darle una condición pragmática a la famosa sentencia de Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo” (Días, 2005), al entender que cada adulto tiene susintereses y motivaciones, como parte de su propia realidad, la cual es factible de ser modificada en lo personal y en comunidad; la metodología y los contenidos deben reflejarlo para que el aprendizaje sea realmente significativo. Es en este sentido que “…el conocimiento específico y la valorización de las características del adulto y de su comunidad son el punto de partida fundamental parainiciar una acción alfabetizadora.” (Rodríguez, 1982, p.19)
Durante mis tiempos de mocedades, cuando iniciaba mi práctica como alfabetizador, llegó a mis manos los principios y el método de Paulo Freire. Por mi formación política y conciencia social, me resultó muy fácil asimilarlos y de inmediato los puse en práctica. La primera tarea que me propuse fue conocer a cada uno de los participantes; peroprincipalmente saber cuál era la motivación que los había hecho tomar la decisión de estudiar. Ese grupo en particular era pequeño, de doce adultos, por lo que era relativamente sencillo el manejo de la situación grupal. Básicamente encontré que el interés de los integrantes del grupo coincidían en tres grandes ámbitos: la cocina, la música y la mecánica de motos y automóviles. Además, advertí quehabía dos nicaragüenses y un salvadoreño; el resto eran costarricenses. Con base en lo anterior decidí hacer tres grupos y comencé a buscar con cada uno de ellos, las respectivas palabras generadoras.
Recuerdo que para el caso específico del grupo de música, en realidad lo que utilicé fue el pentagrama. Para cada lección trataba de llevar un vídeo o una grabación de música de diferentes partesdel mundo; biografías de cantantes y maestros de música, láminas de instrumentos musicales inimaginables y con sonidos totalmente exóticos. Y por supuesto sacaba provecho de la música centroamericana y de muchas palabras desconocidas por nosotros. Creo que terminé casi experto en ritmos, épocas y léxico musical. Aprendimos que significaba opus, andante, corchea, y tantas otras palabras más.
Enel grupo de cocina, igual; con la ventaja de que soy amante del buen comer. Siempre comentábamos sobre postres, carnes, arroces o ensaladas; comidas exóticas y difíciles de digerir culturalmente por nosotros, pero que tornaba interesante la clase (como la que se prepara en Kenia con base en orines de camello o los famosos alacranes en chocolate). Muchas veces les llevé videos sobre la...