Una Rutina Que Odiamos
Es horrible. Nos gritan cualquier cosa en la calle. Ya no sirve cruzar y pasar por enfrente a una construcción porqueigual lo van a hacer. Se perdieron los códigos: ahora también nos gritan aunque estemos con nuestra madre al lado. Es un clásico escuchar a esos hombres extraños decir “buen día suegra” o “ahora entiendoa quien salió esa belleza”. No puede ser. Seguramente cuando termine el horario de trabajo, y estas personas vuelvan a su casa, haya una mujer esperándolos, y en muchos casos, con niños en susbrazos. Lo peor de todo esto es que ya no nos importa. Nos reímos, los miramos, caminamos más rápido o les contestamos alguna cosa. No queda otra que tomárselo con humor porque pasa todo el tiempo, y va aseguir pasando. No nos gusta, pero ya es una rutina para quien camina por las calles de Montevideo.
¿Por qué no nos sorprende que un taxi cruce un semáforo en rojo o pase a una velocidad importanteun cartel de “pare”? Porque ya estamos acostumbrados, y lamentablemente no podemos hacer nada. Una y otra vez les explicamos que no hay apuro, que bajen la velocidad, que manejen con cuidado pero escomo que no nos escuchan; o nos escuchan pero lo hacen por gusto. Es raro. Si el viaje sale más caro cuanto más largo es, ¿no se supone que tendrían que respetar todos los carteles e incluso detenersesolo por ver que un semáforo cambió de verde a amarillo? Su vida también está en juego, parece que no lo supieran. Si no lo quieren hacer por nosotros, por lo menos que lo hagan por ellos mismos....
Regístrate para leer el documento completo.