Una vida agridulce.

Una vida agridulce.
“Qué frágiles son los bastiones de la civilización. El Holocausto nos recordará para siempre que el conocimiento divorciado de los valores solo puede servir para agravar lapesadilla humana; que tener cabeza sin corazón no es humano”.
Bill Clinton
¿Quién diría que una pequeña idea podría causar tanto daño? Una idea como “la raza pura” o simplemente el “Yo, nadie más”,pensamientos irónicos pero que llevarían a un oscuro futuro. El Holocausto fue una de las más grandes persecuciones de la historia, fue el asesinato de millones de judíos por el régimen nazi, fue el crecerdentro de los campos de exterminio pero sobre todo soportar la humillación, en una palabra acabar con la inocencia de alguien.
Como un cáncer, los sentimientos racistas se esparcen para luegotransformarse en “tranquilos” pensamientos, inofensivos, en palabras dichas al aire, hasta que repentinamente estas ya son gritos de guerra de una ideología mortífera, al igual que una enfermedad sin unacura.
Campos de exterminio, asesinatos en masa, fábricas de muerte, todos ellos camuflados, esperando a ser olvidados en el tiempo, pero como era de suponerse esa herida sigue allí, latente y en carneviva, como es el libro Sin Destino de Imre Kertész; un crudo recuerdo, un sentimiento alterado, un aviso, porque como un gran sabio dijo “hay que advertir a la gente de que estas cosas puedensuceder, que el mal puede desencadenarse”
Trabajos forzados, la autoprotección al ver caer a tus hermanos uno a uno y sin embargo tratar de buscar una razón lógica para ello, el no aceptar la realidad, elsentir que estabas allí de paso, que no durará mucho, pero al contrario, cada día se vuelve una carga y sin darte cuenta en cierto tiempo te levantas con un único propósito “abandonarte, darte porvencido” total que tienes que perder si en ese campo dejaste tu vida, tu dignidad y hasta cierto punto la lógica.
En conclusión la vida hay que seguir viviéndola, porque en algún momento te das...