Vallejo
E invoca en sus discursos el nombre de Dios. "¡Que Dios los bendiga!" termina diciéndonos como si fuera cura o Pastranita. Pero Dios no le hace caso y nos manda tremendasinundaciones que dejan un cuarto de millón de damnificados. ¿Será que nuestro primer mandatario cree que también puede comprar a Dios con puestos públicos y contratos, como si fuera unmiembro más de la Honorable Cueva? Dios es un asunto privado, del fuero íntimo de cada quien. Para los no creyentes tanto como para los creyentes, que un político invoque su nombre en susdiscursos es un insulto: es la demagogia más descarada. Y con el nombre de Dios, la demagogia del cardiomegálico de mano firme y extendida alcanza el súmmum. Otras veces repartepulseritas con los colores de la bandera de Colombia, o condecora al tirano de Venezuela con un poncho o un sombrero paisa que le chanta ante las cámaras de televisión en su cabeza zamba. Chávezle da ejemplo. Chávez con sus triquiñuelas leguleyas se hizo reelegir y hoy Venezuela, antaño un país próspero, está en ruinas. Mañana será una cárcel de rejas cerradas como Cuba.
Regístrate para leer el documento completo.