Verdades y mentiras de la historiografia argentina

INTRODUCCIÓN


El siguiente trabajo consiste en explorar algunas dimensiones de la actividad historiográfica en la Argentina en los años 1854-1916 y las dos interpretaciones de la nueva escuela en los años 1925 y 1940 a través del análisis de los textos de Nora Pagano- Miguel Ángel Galante. Gustavo Hernán Prado y Roy Hora.
Se intenta explicar a través de estos materiales de manera breve loscomplejas relaciones establecidas durante esos años, como así también las causas y consecuencias producidas entre la historia y la política que la historiografía Argentina ha comenzado a replantear en los últimos tiempos














Entre los años 1925 y 1940, la nueva escuela histórica formulo, en su genealogía oficial, un modelo de interpretación ya clásica del periodofundacional de nuestra historiografía en el que proponía la clave de su propia legitimación. Esta visión “triunfalista” proponía no solo la existencia de una popularidad entre dos escuelas la historiografía filosofante y la rigurosamente erudita (la primera consistía en la historia escrita o de las experiencias del pasado y la erudita oficializa la historia atraves del documento) si no que variosensayistas, monografistas, entre otros, presentaron a la nueva escuela como un punto de equilibrio sensato entre el rigor heurístico y la inteligencia aplicada, filiando claramente su propuesta con la de la historiografía, pero reconociendo, a la vez su condición de “engendro feliz “ de aquellas tenciones y modelos alternativos.
De esta forma, la nueva escuela racionalizo la experiencia historiográficaargentina como si ésta se tratara de un proceso lineal, caracterizado por el conflicto y la sucesión de grandes escuelas y la interferencia marginal molesta o inspiradora. Tulio Halperin Donghi esbozo una línea de interpretación alternativa que, no obstante legitimar, en su crítica lo sustancial de la visión genética.
En cambio, Ricardo Rojas de Carbia plantea una visión de la historiografíaalejada de los criterios de la nueva escuela, esta interpretación nos habla de un desarrollo de la disciplina sobre la base de la articulación de un paradigma que entraría posteriormente en crisis por su inadecuación con la realidad política, y que no lograría ser reemplazado por otro consistente abriéndose entre el 80 y el centenario, una etapa singularmente caracterizada como aquella en la que lahistoriografía Argentina deambula 30 años buscando un rumbo.
Halperin Donghi ve una supuesta inadecuación entre el modelo Mitrista y la realidad política del 80 no solo el origen, de la conducidad de una interpretación “optimista” de la historiografía Argentina o de una idea filosófica, el surgimiento de la narratividad cuyo paradigma seria Mitre aparece en Halperin Donghi, sostenido por laubicuidad cultural y la fuerza social que entre 1852 y 1880 pudo mostrar un proyecto político. Entonces el problema de la contextuacion del narrativismo histórico a la suerte de una utopía política y no directamente al influjo de un proceso multifacético y complejo de construcción de una nación moderna que obviamente contiene esa utopía, pero que de ninguna manera se restringe a ella. Halperindiagnostica que la narrativa historiográfica se hace súbitamente incompatible con la realidad del país entrando en crisis sus parámetros de racionalización y habilitando nuevos géneros de análisis del pasado, más adecuado con el clima de la época y representados por el cientificismo positivista, el economicismo insipiente o el sociologismo renovado.
Por otra parte, sostener las últimas consecuencias delagotamiento del narrativismo por su inadecuación con la realidad política puede compelirnos a desvirtuar de antemano las posteriores obras de Mitre y Saldias, como la exitosa historia editorial de López o puede inducirnos a creer ingenuamente en la falsa modestia de Groussac a los efectos de desestimar la continuidad exitosa de esta tendencia después de 1883. Planteada entonces una visión critica...