Verde Cuatro Capitulo 1

CAPITULO I


Despertar en la mañana del 14 de Junio de 1982

Abrió sus ojos lentamente, como despertando de un mal sueño, sin saber ciertamente donde estaba ni qué era lo que estaba haciendo en ese lugar. No reparaba siquiera en lo vivido apenas unas horas atrás.

El cielo azul celeste, calmo, se mostraba espléndidamente vivo y claro. No recordaba haber visto un cieloasí en los 68 días previos de estadía en esas islas y, particularmente en ese ahora desolado monte qué lo había visto envejecer en forma prematura.

Ese cielo que ahora lo fascina se enmarca en los pliegues congelados del borde de la carpa que lo cubría del tremendo frío del atlántico sur, y también de la vista de los innumerables soldados británicos que contabilizaban los muertos y buscaban enél terreno a los sobrevivientes de la tremenda batalla ocurrida en la oscuridad de la noche previa.

En fila india, a lo lejos, soldados prisioneros y sus captores se perdían de vista en el horizonte mientras el ruido de las aspas de varios helicópteros cargados de heridos perdía su intensidad a medida que tomaban lenta distancia del lugar.

Los tremendos ruidos de metralla, mortero, obuses ygritos desesperados dando órdenes o expresando rabia o dolor habían mutado por esporádicas explosiones tenues, dando a entender que otros enfrentamientos continuaban aún, pero ya lejos de allí. Eran aproximadamente las 10 de la mañana de un lunes distinto.

Su último recuerdo antes del desvanecimiento fue el de aquel enemigo que se cubrió en su pozo y comenzó a disparar su fusil en dirección asus queridos “camadas”. Disparaba para cubrir también a un camarada herido del que sólo podía ver las botas que se movían frenéticamente en el vaivén convulsivo ocasionado por las heridas de metralla.

Estaba a tan solo a centímetros de distancia y hubiese bastado con girar su cabeza para enfrentar sus aterrorizados ojos.

Pero no fue así.

Se fue presurosamente, gritando y cubriendo con suincansable fusil a quienes vinieron a rescatar al herido, sin enterarse siquiera que dejaba en su oculto enemigo una tremenda crispación que fue cediendo, lentamente, para dar lugar a una paz cada vez más oscura. Sólo en ese momento pudo doblegar los sonidos de la cruenta guerra que en toda su furia se manifestaba a sólo metros de allí.

Ahora estaba completamente solo...

A su alrededor ycubriendo la ladera del monte que se mantuvo bajo control argentino gracias a una tenaz oposición que duró toda la noche y hasta el tardío amanecer, innumerable cantidad de fusiles acallados yacen ahora clavados por su bayoneta, coronados por los cascos de quienes los portaron en el violentisimo ataque.

Eran un tácito recordatorio del altísimo costo que la conquista había tenido para el enemigo,que en numerosa cantidad, encontró la puerta del acceso a su victoria en aquel estrecho sendero rocoso que conducía a la cima del Monte Tumbledown.

Junto fuerzas para incorporarse y a partir de solo intentarlo, sintió punzantes latigazos de dolor en su hombro y pierna izquierdos, y se dijo a sí mismo que esa mañana sólo tenía de hermosa el color del cielo.

Se levantó lenta y pesadamente,apoyando su pie sano firmemente en el suelo. Luego de casi caer en el intento pudo equilibrar el peso de su cansado cuerpo para así observar con detenimiento lo que quedaba de su humanidad. En el inventario de sus calamidades más acuciantes agregó primero el estado de la bota de su pierna derecha.

Había perdido su característico color marrón ocre del cuero vacuno y el ahora rojo bermellón untanto apagado presumía no sólo una herida profunda sino también una importante fractura, la que no le permitía apoyarse so pena de volver a sentir los latigazos recordatorios de su fallido “patrullaje” en territorio enemigo.

El maltrecho hombro solo le servía de sostén para el vaivén mortecino de su brazo, inmovilizado también por la fractura de su hueso principal.

Le costaba respirar, ya que...