william james
Para
Profesores
Conferencias
de
William James
Traducción de Paulina Dittborn Cordua
Prólogo de Fernando Lolas Stepke
Editorial Biblioteca Americana
Santiago de Chile 2005
Contenidos
Prólogo
Introducción
Vida y Obra de William James
Conferencias a profesores
Capítulo I
La psicología y el arte de la enseñanza
Capítulo II
El flujo de la conciencia
CapítuloIII
El niño como organismo de comportamiento
Capítulo IV
Educación y conducta
Capítulo V
La necesidad de reacciones
Capítulo VI
Impulsos innatos e impulsos adquiridos
Capítulo VII
¿Cuáles son los impulsos innatos?
Capítulo VIII
Las leyes del hábito
Capítulo IX
La asociación de ideas
Capítulo X
Intereses o motivaciones
Capítulo XI
La atenciónCapítulo XII
La memoria
Capítulo XIII
La adquisición de ideas
Capítulo XIV
Apercepción
Capítulo XV
La voluntad
Traducción desde: William James Writings 1878-1899
The Library of America Harvard University Press Cambridge Mass. U.S.A. 1992
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Prólogo
William James y la pedagogía
William James nació en 1842, en el seno de una familia acomodada que unía a sus
haberesmateriales una decidida orientación intelectual hacia las formas más elitistas
de la cultura de su época en Estados Unidos. Su padre, interesado en la teología y las
religiones, no logró imbuir al joven James de su presbiterianismo y en sus primeras
aproximaciones a la religión éste se orientaría hacia el místico Swedenborg. Quizá el
clima de la casa paterna —en donde florecía sin duda laconversación erudita, la
sofisticación del gusto artístico y el deseo de perpetuar por fama e intelecto un
nombre ilustre— podría haber inclinado a un espíritu diferente hacia el ocio regio y el
diletantismo extremo. Aquejado durante toda su vida de melancolías y debilidades
fue, no obstante, un prolífico escritor, un creador de disciplinas y un estimulante
profesor.
Dentro de sus multifacéticosintereses, William James cultivó las lenguas extranjeras,
la pintura, las ciencias naturales, la medicina y, por cierto, las ciencias de la religión y
la psicología. Tuvo el privilegio de conocer a los más prominentes hombres de letras y
ciencia de su país, y cuando ingresó a Harvard, en 1861, pudo excusarse del servicio
militar en la guerra civil (que entonces enfrentaba al sur y al norte)por una salud
frágil y una constitución delicada, propensa a la neurastenia, las dispepsias y la
melancolía. Al igual que su hermano novelista —Henry, un año menor—, gozó de
una educación cosmopolita, cosechando lo mejor de su país y selectas influencias
europeas en Suiza, Francia y Alemania.
Hay muchos William James según la perspectiva desde la que se aborde su obra.
Para mí, su nombre sehizo familiar por sus contribuciones a la psicología y a las
formas que adoptó esta disciplina en su momento germinal del siglo XIX.
Especialmente interesante me resulta siempre explicar la paradójica teoría de las
emociones que se condensa en la famosa expresión: “no corremos porque estamos
asustados, nos asustamos porque corremos”. Contra el sentido común, aquí se
sugiere que es el actomotor el que, bombardeando la conciencia con estímulos,
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genera ese fenómeno subjetivo que es el estado emocional. Parecida a la teoría
propugnada por el fisiólogo danés Lange, sus predicciones experimentales y las
consecuencias terapéuticas fueron objeto de numerosos estudios en la psicología
fisiológica de la era clásica, aquella en que la fusión del pensamiento evolucionista
con elestudio sistemático del sistema nervioso prometía tantos avances a la
psicología y la psiquiatría. Cuando en 1979 celebré con un pequeño libro1 el
centenario de la iniciación de la psicología científica, debida a Wilhelm Wundt en
Leipzig, destaqué la importancia de James como generador de una corriente de
pensamiento que hizo de la conducta motora manifiesta el eje de la ciencia
psicológica, y...
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