Worakls

Páginas: 10 (2305 palabras) Publicado: 20 de mayo de 2014
“Si la realidad supera a la ficción,
para qué perder el tiempo imaginando”.
Jonathan Raven

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Dedicado a las personas
que han protagonizado
estas 28 historias.

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Pr—logo

En todas las ocasiones que me solicitaron escribir un
prólogo, me ha sido indiferente adquirir, después, el
libro impreso. Ya leí lo que había que leer. En este
caso, a pesar de haber apreciado cada uno delos relatos —me sedujeron—, quedé contrariado al
conversar posteriormente con el autor. Me habló del
Relato número 28. En el manuscrito que me hizo llegar
sólo había 22.
Al contarme ese relato, me nació decirle que lo
omitiera. Quise argumentarle mis razones, pero,
mientras las elaboraba mentalmente, supe que estaba
contradiciendo a la esencia del arte. Descubrí que era
un relatoexcelente y, mejor aún, que era coherente
con todos los que conformaban Otras Palabras. Esas
historias hablan de personas que dieron a su entorno
un halo fantástico.
Le invito a sumergirse en la realidad de cada uno de
los personajes, incluyendo la del propio autor. Para
eso, le sugiero leer hasta el último de los relatos que
figuran en el índice.

Esteban Fernández Dragó

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Elcoleccionista de sonrisas

el 26 de agosto de 1990, en la segunda página del The
New York Times, se publicó la fotografía de un atentado
producido durante la invasión de Irak a Kuwait. A
pocos metros de los cadáveres de un par de civiles, una
niña miraba lo que parecía ser una muñeca, mientras
que el artículo correspondiente mencionaba a 18
kuwaitíes exiliados, que recordaban a sus más de 500compatriotas muertos. Y si bien existía una relación
entre el texto y la imagen, el rostro de la niña hablaba
de otra historia, que no tenía nada que ver con los
personajes retratados. Era como si ella hubiese acabado
de sonreír hacía un segundo.
Albert O'remor no era corresponsal de guerra, pero a
su representante le fue sencillo contactar con el Times y
venderle los derechos de la fotografía,porque
O'remor gozaba de cierto prestigio en el ámbito
artístico neoyorquino. Aunque prestigio no es el
término más adecuado para definir su posición en ese
gremio. Prácticamente no se hablaba de la calidad de su
trabajo, sino del tema recurrente que siempre abordó
en sus obras, derivando las conversaciones hacia los
posibles orígenes de su obsesión, donde las opiniones
eran encontradas eiban de lo dramático a lo sublime,
pasando incluso por la burla. En lo que sí estaban
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todos de acuerdo era en que su “enfermedad” era
degenerativa. Si no fuese así, por qué otra razón viajó
a Kuwait a retratar a esa niña, por qué necesitaba
situaciones cada vez más dolorosas para capturar una
sonrisa.
Albert O'remor, de madre danesa y padre irlandés,
nació en Baltimore, EstadosUnidos, en 1958. Ya a sus
cuatro años, Albert empezó a manifestar una especial
atracción por las sonrisas ajenas y, con el tiempo, pasó
a convertirse en una profunda fascinación, despertando un incontrolable deseo por coleccionarlas. En su
octavo cumpleaños, le obsequiaron una Instamatic 133
de Kodak. Como era de suponer, al comienzo, cualquier sonrisa le valía, mas ese comienzo fue muy breve,porque el mismo día en el que le regalaron la cámara,
agotó el carrete con los rostros de los invitados que
posaron para él y no pudo ver las imágenes hasta tres
semanas después, cuando consiguió ahorrar lo suficiente para revelar los negativos.
Tras esa primera experiencia, se dedicó a sorprender a
sus familiares con la intención de obtener sonrisas
espontáneas. Los flashes provenían dedebajo de una
cama, del asiento posterior del coche, de entre las
ramas, del armario y de cuanto lugar le sirviese para su
cometido. Una vez completado su décimo álbum,
volvió a cuestionarse, optando por incluir a desconocidos. Así lo hizo durante más de una década.
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A pesar de aparentar ser un dato irrelevante, antes de
proseguir, me gustaría destacar una de las series que
formó parte...
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