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Desde que el hombre adquirió sentido para apreciar el arte, ha tratado de sobrevalorar su creación, definiendo de casi infinitas maneras el placer que le produce contemplar su obra a través de lasdiferentes expresiones artísticas conocidas y concebidas por el éste mismo.

Según Roberto Mateo Núñez profesor de historia del Instituto Español de Andorra, la belleza “es aquella cuya contemplaciónproduce placer y exaltación a los sentidos, que penetrando como por ósmosis, se establece induciendo por lo menos al deseo vehemente de su posesión”.

Concepto que da respuesta al inagotable deseodel hombre por alcanzar la perfección en cada una de sus expresiones artísticas, la proporción correcta de las cosas que cotidianamente mira y lo rodean, con el ánimo de duplicar de su propia mano conexactitud su propio entorno.

Curiosamente, esta proporción no parte de un sentido de equidad espacial. La desigualdad y el desbalance permiten desde la simplicidad contemplar un espacio hermoso yfértil para la Divina Proporción o número de oro, denominado también como el equilibrio de las diferencias.

El número de oro que surge del razonamiento científico del considerado primer algebraicode Europa Leonardo de Pisa o también llamado Fabonacci, el cual ya usaban de forma primitiva los egipcios, griegos y romanos, rige geométricamente desde diseños arquitectónicos de estas antiguascivilizaciones, hasta grandes obras del arte contemporáneo.

En el periodo del renacimiento, un claro y contundente ejemplo de esta medida de belleza la constituye la obra de Leonardo Da Vinci, quien usoel concepto geométrico que parte de un segmento fraccionado en una proporción de tres a cinco, en un dibujo llamado “el hombre de vitrubio” que representa una figura masculina en dos posicionessobre impresas.

Sin lugar a dudas, esta cifra representada numéricamente como 1.618 y que pareciera insignificante e imperceptible, domina hasta nuestros días la relación de tamaños, posibilitando...