XXY y la problemática de genero

Introducción
El presente trabajo se propone como objetivo realizar una reflexión sobre el problema del género, su relación con la sexualidad, con el cuerpo, con toda una economía (en el sentido de una administración) de los cuerpos, y por lo tanto, orientado a una reflexión crítica sobre cómo se piensan estas temáticas, bajo qué matriz, y sobre que definiciones de lo normal –y por lo tanto, delo anormal- se asientan.
Más allá de realizar un análisis de diversos autores que tratan los temas citados, buscaremos mediante la exploración de los textos de estos autores realizar una lectura de la película XXY, escrita y dirigida por Lucia Puenzo.
Para acercarnos al problema tomamos como primera referencia la obra de Judith Butler. Esta autora propone pensar al génerofuera de una simple diferencia de características materiales de los cuerpos, biológicas, sino más bien entender que las diferencias sexuales son indisociables de las prácticas discursivas que utilizamos para abordarlas, y que a su vez producen los cuerpos que gobiernan. Entender el problema de la práctica discursiva, no sólo supone marcar una relación necesaria entre “ser” y “hacer”, sino entenderesta relación de manera continuada en el tiempo, como un proceso no acabado y que no puede definirse bajo un acto fundacional que lo determina de una vez y para siempre.
Sitúa también el problema de la definición. El que seamos parte de una sociedad determinada en el momento de nuestro nacimiento, supone a su vez el estar sometido desde el inicio de la vida a una cierta normatividad,conjunto de normas reguladoras que porque son reiteradas y revividas a lo largo del tiempo es que se fijan como efectos de poder. Normas que además, requieren de esta reiteración contante en pos de poder lograr una materialización, de poder ser efectivas, de poder producir cuerpos y subjetividades de acuerdo a una matriz determinada que permite y a la vez coerciona la vida misma.Esta reiteración, esta performatividad del discurso, evidencia a su vez que el proceso nunca es completo y que los cuerpos no siempre acatan lo que la norma dicta, generando inestabilidades que a su vez permitirían, si lograran desarrollar algún tipo de rearticulación colectiva, una rematerialización.
Como tal, este proceso es lo que permite la propia existencia del sujeto, en tanto quesu materialidad sólo puede ser concebida en torno a esa práctica discursiva que lo forma como un “yo” que habla, un “yo” con conciencia, y cuya condición de posibilidad se da en virtud de pasar por este proceso de “asumir” un sexo.
Y sin embargo, la autora invita a pensar que si bien este proceso de “asumir” un sexo se da mediante un proceso de identificación con las normasreguladoras (en nuestra sociedad, en correspondencia con una matriz heterosexual), asumir un sexo, “ser” mujer, “ser” varón, supone a su vez la definición de lo que no es ser eso. Y en tanto que entendemos que la propia existencia de los sujetos, su propia materialidad, está definida por estos procesos de materialización normativa, aquellos excluidos de la normalidad se verán excluidos incluso de unadefinición de lo humano.
“La formación de un sujeto exige una identificación con el fantasma normativo del ‘sexo’ y esta identificación se da a través de un repudio que produce un campo de abyección, un repudio sin el cual el sujeto no puede emerger”(Butler, 2002:20). Lo abyecto aparece como amenaza para el sujeto, formando un límite que puede ser difuso, sutil, pero límite al fin.Esta manera de tratar el tema recupera sin duda las teorías foucaultianas sobre el poder como poder no solo restrictivo, sino también productivo, y entendiendo al poder no como algo que un sujeto posee, ni como un efecto superior al de los sujetos que existe en independencia de estos, sino como una “actuación reiterada que se hace poder en virtud de su persistencia e inestabilidad” (Butler,...