Ya fotografiado

La letra y el byte

Ya fotografiado...

Ergo Rodrerich

Tengo entre mis lecturas esporádicas el Oficio de vivir de Cesare Pavese. Ahí leí con sorpresa un sentimiento que yo ya había descubiertoen la fotografía. Señala Pavese (no recuerdo el día que hizo esta anotación en su diario) que le produce un desencanto aquel tema que fue tratado en su escritura. Algo así como: una vez escrito,olvidado para siempre. Claro que inicialmente aquello que debía ser tocado debió ser atractivo para el escritor, de otra forma con una motivación nula no se hubiese escrito nada. Pero luego viene laindiferencia o el olvido tras ser reelaborado el tema en la escritura del poeta.

Algo así me sucede a mí con la fotografía. Pienso en aquellos paisajes que me gustaría tener en mis fotos por laemotividad que han despertado en mí con anterioridad (porque soy, como ya lo había dicho en otro escrito, un fotógrafo que quiere recuperar los lugares que vio en la infancia y llevarlos consigo parasiempre). De modo que enfilo, cuando puedo, mis pasos hacia esos caminos para apuntar y luego disparar. Mágicamente el paisaje ya no me importa, me alejo de él y ya no quiero volver. Lo olvido, simplemente.Paisajes lejanos o paisajes cercanos ambos son ignorados por mi lente y mi cámara empieza a acumular polvos.

La respuesta a esta indiferencia es precisamente uno de los atractivos mayores de lafotografía: viajar para recuperar la emotividad y tomar nuevas fotos. Afortunadamente quedan todavía muchos paisajes de mi infancia que no he capturado y que piden serlo aunque mi olvido los borre endefinitiva.

Nota consoladora: sin embargo, existen unos cuantos (muy pocos) lugares que siguen irradiando interés o que resultan huidizos para una foto que no logro tomar (no por cuestiones técnicas,sino porque no logro tener en mi foto la emotividad que despierta en mí aquel paisaje). Así que vuelvo una y otra vez buscando la captura perfecta y en la espera de que esto suceda mis aprendizajes y...