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Capitulo III
Donde se cuenta la graciosa manera de armarse caballero
Narrador: y así fatigado deste pensamiento abrevio su venteril y limitada cena, la cual acabada, llamo al ventero y encerrándose con él en la caballeriza, se hinco de rodillas ante el diciéndole:
Don Quijote: no me levantare jamás de donde estoy, fasta que vuestra cortesía me otorgue un don que pedirle quiero, el cualredundara en alabanza vuestra y en pro del género humano
Narrador: El ventero, que vio a su huésped a sus pies, y oyó semejantes razones, estaba confuso mirándole sin saber que hacerse ni decirle, y porfiaba con él que se levantase, y jamás quiso hasta que le hubo de decir que él le otorgaba el don que le pedía.
Don quijote: No esperaba yo menos de la gran magnificencia vuestra, señor mío, y así osdigo que el don que os he pedido y de vuestra liberalidad me ha sido otorgado, es las armas, y mañana como tengo dicho se cumplirá lo que tanto deseo, para poder como se debe ir por todas las cuatro par les del mundo, buscando las aventuras en pro de los menesterosos, como está a cargo de la caballería, y de los caballeros andantes como yo soy, cuyo deseo a semejantes fazañas es inclinado.
Ventero:andas muy acertado en lo que deseas, esta propuesta era propia y natural de los caballeros como vos pareces
Narrador: él sabía que su castillo no había capilla alguna donde poder velar las armas, porque estaba derribada para hacerla de nuevo; pero que en caso de necesidad, él sabía que se podían velar donde quiera, y que aquella noche las podría velar en un patio del castillo, que a la mañanasiendo Dios servido, se harían las debidas ceremonias de manera que él quedase armado caballero, y tan caballero que no pudiese ser mas en el mundo.
Ventero: traéis dinero?
Don Quijote: no traigo dinero porque nunca leí en las historias de los caballeros andantes, que ninguno les hubiese traído
Ventero: os ha engañado esas historias no hay nada más importante que el dinero y camisas limpias nopor eso se había de creer que no los trajeron; y así tuviese por cierto y averiguado que todos los caballeros andantes llevaban bien herradas las bolsas por lo que pudiese sucederles, y que así mismo llevaban camisas y una arqueta pequeña llena de ungüentos para curar las heridas que recibían, porque no todas veces en los campos y desiertos donde se combatían y salían heridos había quien loscurase, si ya no era que tenían algún sabio encantador por amigo, que luego los socorría trayendo por el aire en alguna nube alguna doncella o enano con alguna redoma de agua de tal virtud, que en gustando alguna gota que luego al punto quedaban sanos de sus llagas y heridas
Don Quijote: prometo hacer lo que me aconsejas con toda puntualidad
Narrador: y así se dio luego orden como velase las armas enun corral grande que a un lado de la venta estaba, y recogiéndolas Don Quijote todo, las puso sobre una pila que junto a un pozo estaba, y embrazando su paseo comenzaba a cerrar la noche.
Contó el ventero a todos cuantos estaban en la venta la locura de su huésped, la vela de las armas, y la armazón de caballería que esperaba. Admirándose de tan extraño género de locura, fuéronselo á mirar desdelejos, y vieron que con sosegado ademan unas veces se paseaba, otras, arrimado a su lanza, ponía los ojos en las armas, sin quitarlos por un buen espacio de ellas. Al cabó de cerrar la noche con tanta claridad de la luna, que podía competir con el que se la prestaba, de manera que cuanto el novel caballero hacia era bien visto de todos. Antojósele en esto a uno de los arrieros que estaban en laventa ir a dar agua a su recua, y fue menester quitar las armas de Don Quijote, que estaban sobre la pila, el cual viéndole llegar, en voz alta le dijo:
Don Quijote: oh tú, quien quiera que seas, (Rodrigo interpreta el papel del menester) atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del mas valeroso andante que jamás se ciñó espada, mira lo que haces, y no las toques, sino quieres dejar la...