A Gustavo Adolfo Bécquer
Busca un refugio en donde protegerse de un mundo que no comprende. Su compañero más íntimo es el sufrimiento. Se pregunta a menudo por el sentido, la brevedad de la vida,al mismo tiempo soñador…misterio y poesía… ”al brillar de un relámpago nacemos, y aún dura su fulgor cuando morimos, ¡tan corto es el vivir!”…
Cuando amores y sueños se desvanecen, concentra sumirada hacia delante… refugiándose triste en los versos serenos sobre la muerte, la eternidad, lo más real y definitivo de la existencia, como la de todo ser humano, que los hermanan.
En el salón, traslos cristales alcanza a ver los nidos de golondrinas y a éstas que con sus alas los golpean al jugar, como motas oscuras. Las madreselvas escalando la tapia, tupidas de tan floridas soñando despiertocon el amor tan deseado, que le susurra al oído con sus azules ojos mientras recuerda las notas del arpa que ahora descansa abandonado en un rincón del salón, junto a la lira.
Fuera explosiona laprimavera, brillante el sol, la luz, alegre, en silencio, con esperanza por los recuerdos de sus ojos, sus labios ¡tan hermosa! Un murmullo le agita y sacude el alma y al tiempo le inspira, reuniendopalabras…el ideal y la razón unidos.
Solo piensa en el momento en que ella vuelva a mirarlo, ese día la tierra y el sol le sonreirán, aunque sabe que persigue un sueño imposible, sólo ve sus ojos -sabeque ella nunca lo amará. En ellos ve el musgo, la luna plateada, el ciprés del huerto, mezclados con su voz clara, en rincones oscuros…
A G. Adolfo le gusta el verde del bosque en primavera, como elcolor esmeralda que reflejan los ojos de ella y el carmín de sus mejillas, “pétalos”, tempranas hojas del almendro, olas del mar rompiente, su mirada…su sonrisa…El viento le trae un beso envuelto en...
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