30 Segundos
Sonó el pito del árbitro anunciando tiempo, nuestro entrenador con fuertes gritos nos llamo. Perdíamos por once puntos, la tribuna del equipo contrario retumbaba no solo en mis oídos, mealteraban el pulso y me encogían las rodillas, a duras penas escuchaba los insultos de los que me “apoyaban”. Las caras largas de la titular ennegrecían el paisaje a eliminar la esperanza queaguardaba a que la sacaran.
Las palabras del caught solo me llenaban de rabia y el sentimiento de desertar se apoderaba poco a poco de mis ganas de seguir.
El saque lo teníamos nosotros, las manos sudorosashacían difícil sostener la pelota, los nervios me enceguecían y no veía gente amiga.
El tiempo corría; sobre mi oreja sentí una suave brisa que me tranquilizo por el breve instante en el que el pasedirigí a Robert, enseguida fue cubierto por el número once del contrario, quien durante todo el partido había mostrado su habilidad al muy estilo street. No duro mucho Robert en perder el balón y enseguida perdíamos por trece. Veinticinco segundos y tiempo muerto.
Las imágenes en cada entrenamiento pasaron por mi cabeza muy lentamente mientras andaba en dirección al aro contrario.
“No voy apermitirme perder todo el esfuerzo”, hice un pase muy fuerte a Evans al costado derecho, el quien siempre fue el más rápido, le vi como si en un dvd pusieran la reproducción más lenta, corte por izquierday me ubique sobre la línea de tres, grite fuerte el nombre de Evans y como por inercia paso el balón, respire profundo, levante la esfera sobre mi cabeza, encogí las piernas, no perdí de vista miobjetivo y enganche un fuerte movimiento que elevo por encima de las cabezas a la pelota, seguida por más de cien pupilas su trayectoria culminante en tres puntos a favor.
Así fue como la esperanzavolvió. “Tiempo”, pidió el caught, de ánimo nos lleno y salimos por el cupo a la final. Diez y nueve segundos, dos cestas más de tres y una de dos, nos dejaron a dos puntos del empate; faltaban ya siete...
Regístrate para leer el documento completo.