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del cuerpo perdido
¿Puede uno perder la sensación de su propio cuerpo? Puede.
Ocurre cuando se alteran las vías por las que extremidades y tronco se comunican con el cerebro
Jean-Pierre Roll y Régine Roll
E
l cerebro está permanentemente
atento a cuanto sucede hasta
en la menor partícula del
cuerpo. Esta interacción es inconsciente en su mayor parte: ignoramos
muchas veces lo que sejuega en nuestros músculos, en nuestras articulaciones
e inclusive en nuestro cerebro. Nuestra
misma aptitud para sostenernos en pie, o
movernos, depende de la continua actividad de numerosísimos “informadores”
corporales que se mantienen vigilantes
las 24 horas del día.
Hace 30 años, Ian Waterman fue víctima de una rarísima infección que le
destruyó las fibras nerviosas que llevan
hasta el cerebrolas informaciones sobre
el estado de los músculos y sobre las
presiones y rozamientos que sufre la
piel. Sin estas informaciones, el cerebro
de Waterman no sentía ya su cuerpo.
Todo el dispositivo que permite al cerebro evaluar y ajustar los movimientos
había sido destruido por la infección; no
podía ya saber dónde estaban sus brazos
ni sus piernas, ni en qué posición se
hallaba su cuerpo. Noestaba paralizado,
pero el único modo de asegurarse de
la existencia misma de su cuerpo era
mirarlo. En una habitación a oscuras,
falto de toda clave sobre la posición de
sus miembros y sobre sus movimientos,
Waterman se caía. Examinaremos aquí
las causas neurobiológicas de su mal y
la manera en que, gracias a las informaciones visuales, consiguió superarlas.
¿Cómo explicar el “caso Ian Waterman” ala medida de las neurociencias? Primero nos es preciso descubrir
el mundo de los propioceptores, esos
receptores internos que nos informan en
todo instante sobre nuestro cuerpo y las
acciones de éste sin que les prestemos
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atención. Abordaremos luego lo que representa el hecho de haber “perdido”
Waterman su cuerpo; y examinaremos
la estrategia con que consiguió recuperar
el control del mismo.Un cuerpo ausente
El joven Ian Waterman trabajaba como
carnicero en Jersey, cuando un leve corte
que se hizo en un dedo y que tardaba
en cicatrizar fue el punto de partida de
la infección que llegaría a destruirle la
percepción de su propio cuerpo. Durante
las semanas siguientes fue sintiendo una
progresiva desaparición de su cuerpo,
hasta tener la impresión de descarnarse. Le parecía flotar porencima de su
lecho hospitalario y sólo era consciente
de algunas sensaciones que procedían
del cuello, de las pantorrillas o de los
tobillos. No percibía ya los objetos
que tocaba, ni tampoco el peso de sus
miembros. Seguían siéndole a lo sumo
accesibles la temperatura y ciertos dolores. Pero era incapaz de hacer el menor
movimiento; le era aún más imposible
sostenerse en pie y andar.
Aunqueconservaba íntegros cerebro,
nervios motores y músculos, determinadas acciones banales (leer, beber y
comer) le suponían un auténtico reto.
Waterman no sabía ya dónde estaba su
cuerpo ni cómo estaba configurado. Su
armazón corporal y la envoltura que
delimita sus contornos y asegura las
interacciones con el espacio extracorpóreo, habían perdido toda realidad. Su
cuerpo no tenía ya ni peso, ni límites
nisensibilidad: se había vuelto absolutamente silencioso.
En 1979, Herb Schaumberg, neurólogo
de la facultad Albert Einstein de medicina, de Nueva York, dio a esta enfermedad el nombre de polineuritis vírica.
La definió como la destrucción, por un
agente infeccioso, de las fibras nerviosas
que vinculan a los receptores de la piel
y de los músculos con el cerebro. Estas
fibras, que parten de lasneuronas sensoriales, miden de 10 a 20 micrometros de
diámetro y vehiculan hacia el cerebro las
informaciones a una velocidad del orden
de 300 kilómetros por hora. Gracias a
estos mensajes sensoriales, sabemos si
estamos de pie o sentados, si vestimos
una camisa o un abrigo. ¿Cómo funcionan estos receptores?
Los receptores sensoriales
del cuerpo
La piel está provista de receptores sensoriales...
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