Albert camus - nietzsche y el nihilismo
En El hombre rebelde, Buenos Aires, Losada, 1975. “Negamos a Dios, negamos la responsabilidad de Dios; solamente así liberaremos al mundo”. Con Nietzsche, el nihilismo parece hacerse profético. Pero no se puede sacar de Nietzsche sino la crueldad baja y mediocre que él odiaba con todas sus fuerzas, mientras no se ponga en el primer plano de su obra, muchoantes que al profeta, al clínico. El carácter provisional, metódico, estratégico, en una palabra, de su pensamiento, no puede ser puesto en duda. En él el nihilismo, por primera vez, se hace conciente. Los cirujanos tienen en común con los profetas que piensan y operan en función del porvenir. Nietzsche no pensó nunca sino en función de un apocalipsis futuro, no para ensalzarlo, pues adivinaba elaspecto sórdido y calculador que ese apocalipsis tomaría al final, sino para evitarlo y trasformarlo en renacimiento. Reconoció el nihilismo y lo examinó como un hecho clínico. Se decía el primer nihilista cabal de Europa. No por gusto, sino por disposición, y porque era demasiado grande para rechazar la herencia de su época. Diagnosticó en sí mismo y en los otros la imposibilidad de creer y ladesaparición del fundamento primitivo de toda su fe, es decir, la creencia en la vida. El “¿se puede vivir en rebelión?” se convierte en el “¿se puede vivir sin creer en nada?” Su respuesta es positiva. Sí , si se hace de la falta de fe un método, si se lleva al nihilismo hasta su últimas consecuencias y si, desembocando entonces en el desierto y confiando en lo que va a venir, se siente en ese mismomovimiento primitivo dolor y alegría. [...] La vocación superior de Nietzsche si le creemos, consiste en provocar una especie de crisis y de detención decisiva en el problema del ateismo. El mundo marcha a la aventura, no tiene finalidad. Dios es, por lo tanto, inútil, puesto que nada quiere. Si quisiera algo, y en eso se reconoce la formulación tradicional del problema del mal, tendría que asumir“una suma de dolor y de ilogismo que rebajaría el valor total del devenir”. Se sabe que Nietzsche envidiaba públicamente a Stendhal su fórmula: “La única excusa de Dios es que no existe”. Al estar privado de la voluntad divina, el mundo está privado igualmente de unidad y de finalidad, por eso no se puede juzgar al mundo. Todo juicio de valor acerca de él lleva finalmente a la calumnia de lavida. Se juzga entonces lo que es por referencia a lo que debería ser, reino del cielo, ideas eternas o imperativo moral. Pero lo que debería ser no es; este mundo no puede ser juzgado en nombre de nada. [...] La conducta moral, tal como la ilustró Sócrates, o tal como la recomienda el cristianismo, es en sí misma un signo de decadencia. Quiere sustituir al hombre de carne por un hombre reflejo.Condena el universo de las pasiones y los gritos en nombre de un mundo armonioso completamente imaginario. Si el nihilismo es la impotencia para creer, su síntoma más grave no se encuentra en el ateismo, sino en la impotencia para creer lo que es, para ver lo que se hace, para vivir lo que se ofrece. Esta enfermedad está en la base de todo idealismo. La moral no tiene fe en el mundo. La verdaderamoral, para Nietzsche, no se separa de la lucidez. Es severo con los “calumniadores del mundo” porque descubre en esa calumnia la vergonzosa inclinación a la evasión. La moral tradicional no se para él sino un caso especial de inmoralidad. “Es el bien -dice- el que necesita que lo justifiquen”. Y también: “Un día se dejará de hacer el bien por razones morales”.
[...] Con él, la rebelión parte del“Dios ha muerto” al que considera como un hecho establecido, y se vuelve contra todo lo que aspira a reemplazar falsamente a la divinidad desaparecida y deshonra a un mundo, sin duda sin dirección, pero que sigue siendo el único crisol de los dioses. Contrariamente a lo que piensan algunos de sus críticos cristianos. Nietzsche no ha concebido el proyecto de matar a Dios. Lo ha encontrado muerto...
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