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Conflictos interdisciplinarios en la
investigación sobre cultura*
FREDERIC JAMESON **
El deseo llamado estudios culturales es tal vez más
abordable política y socialmente como el proyecto de
constituir un bloque histórico que, teóricamente, como
fundamento de una disciplina novedosa. De seguro, la
política en ese proyecto es política académica; políticadentro de la universidad y, más allá, en la vida
intelectual en general, o en el espacio de los intelectuales, propiamente. Al mismo tiempo, sin embargo,
cuando la derecha ha comenzado a desarrollar su
propia política cultural, centrada en la reconquista de
las instituciones académicas, y en particular de las
fundaciones y las universidades mismas, no parece
muy sabio continuar pensando la políticaacadémica
y la política entre los intelectuales, como una materia
particularmente académica. De cualquier modo, la
derecha parece haber entendido que el proyecto y el
slogan de los estudios culturales (sean lo que puedan
ser) constituyen una objetivo crucial en su campaña
y virtualmente un sinónimo de rectificación política
(que puede en este contexto ser identificada, simplemente, como lapolítica cultural de los numerosos
nuevos movimientos sociales: antiracismo, antisexismo,
antihomofobia, etcétera).
Pero si esto es así y los estudios culturales pueden
ser vistos como la expresión de una alianza planeada
entre varios grupos sociales, entonces su formulación
rigurosa como una empresa intelectual o pedagógica, puede no ser tan importante como creen algunos
* Traducción de José HernándezPrado. Artículo tomado de Social
Text No. 34.
** Departamento de Literatura, Duke University, E.U.
de sus adherentes, cuando ofrecen, una vez más,
iniciar la campaña sectaria de izquierda en la lucha de
la línea partidaria de la correcta formulación verbal
de los estudios culturales. Pero esa línea no es importante, sino la posibilidad de las alianzas sociales
cuyo slogan general parece reflejar.Y este es un síntoma, más que una teoría. Como tal, lo que pudiera
ser más deseable es el análisis cultural de los estudios culturales mismos, y ello también significa que lo
que requerimos (y lo que encontramos) en la reciente
compilación Cultural Studies,1 editada por Lawrence
Grossberg, Cary Nelson y Paula A. Treichler, es sencillamente una cierta comprehensividad y una representatividadgeneral (pues cerca de cuarenta colaboradores parecerían ser garantía, de entrada), y no
la absoluta imposibilidad de la cosa hecha de otra
manera o presentada de un modo radicalmente diferente. Esto no es para decir que las ausencias en, o los
huecos de, esta compilación, que esencialmente reimprime las ponencias presentadas en un congreso
sobre la materia sostenido en Urbana-Champaign en
la primaverade 1990, son elementos insignificantes
que merecerían comentario: más bien, ese comentario
podría tomar la forma de un diagnóstico del suceso
particular y de la idea que envuelve a los estudios culturales, más que la propuesta de una alternativa más
adecuada (congreso, idea, programa o línea partidaria).
En verdad, yo debiera, probablemente, poner de una
vez mis cartas sobre la mesa y decir loimportante (y
en verdad, teóricamente interesante) que creo que es
discutir y debatir la cuestión de los estudios culturales justo ahora, no me preocupa especialmente qué
forma final acabe tomando el programa, o aun si una
disciplina académica oficial de esta clase se constituye
Conflictos interdisciplinarios en la investigación sobre cultura
en primera instancia. Para empezar, esto es porque nocreo mucho en la reforma de los programas académicos, pero también porque sospecho que una vez que
el tipo correcto de discusión o argumentación haya
tenido lugar públicamente, el propósito de los estudios culturales se habrá conseguido de todos modos,
aun a pesar del marco departamental en el cual la
discusión se haya llevado a cabo (y debo decir, específicamente, que esta observación tiene que...
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