Aroma a jengibre

Aroma a Jengibre
A cada derramar de lágrimas, tú la sofocabas, pensando que era necesario apresurar el tiempo, corrías tan sólo con diez minutos, de los cuales cinco ya habían concluido. Mirar aquella demacrada expresión y frotar tus manos contra su pecho. Detente un momento, ahora tú eras quién se encuentra acostado, herido.
El sonido de la saliva al pasar por tu estrecha garganta y fuertesinhalaciones combinadas con difíciles exhalaciones. No comprendes el por qué de estas líneas, ¿acaso no recuerdas? Tus manos heladas y su piel canela, su mirada perpleja pero penetrante, sus labios carnosos y el aroma a jengibre que siempre odiaste. Te recordaré qué fue lo que sucedió.
Gloria, un bello nombre de pronunciar, tantos desvaríos, tantos pensamientos impuros también filtraron aquelamor, amor de madre que ella te pudo dar, sin embargo tú sabías la realidad, y usaste a tu conveniencia aquellos documentos. Ella, quien te trajo a vida, no significó más en esta, la mataste. Borraste marca alguna de su existencia y pensaste que nadie te encontraría, quisiste huir y no pudiste. Que debilidad la tuya, tan sólo mostraba cobardía, un banal intento por concluir con todo lo posible.
Tuinsignificante vida no concluyó con eso a pesar de que deseaste que así hubiese sido. No duró mucho tiempo, encontraste un soporte, una razón para olvidar el pasado. ¿Aún no recuerdas qué fue lo que sucedió?
Aquel extraño amanecer inesperado por ti, sentías nostalgia al ver las horas pasar, no moviste si quiera un dedo. Al sentir la presión de las horas, finalmente pudiste mover tu cuerpo, pesadopero frágil a la vez.
Recordando la fecha de aquel día, buscaste tres documentos relevantes. Encontraste entre líneas una dirección y saliste a buscarla. No te fue sencillo hallarla, duraste casi seis horas para llegar. Cuando viste aquel número doce, sentiste un ligero temor e inclusive llegaste a dudar en tocar aquella oxidada campana. Sonó y de inmediato abrió un joven, lo observastedetalladamente, y pronunciaste tres palabras, él asintió y te invitó a pasar. Al entrar encontraste un olor muy penetrante, intuitivamente diste un paso atrás. Reaccionaste y olvidando aquel aroma tomaste asiento en el sofá. Él gritó un nombre, la razón por la que te encontrabas en aquel lugar.
Una blusa marrón entallada, la cual remarcaba a la perfección sus bien formados senos, su pantalón mezclilla ytacones que contrastaban con su atuendo fueron la primer imagen que observaste con discreción. Al subir rápidamente la vista, notaste sus pequeños y profundos ojos, su cabellera castaña oscura y una sonrisa discreta. Se acercó a ti y sus alineados dientes color nácar sonrieron para después preguntar por tu nombre. No pudiste contestar en primera instancia, ella repitió, con una amplia sonrisa, lapregunta una vez más y rápidamente contestaste. Explicaste a ella y al joven tu propósito de encontrarlos: una mentira, una excusa creíble. Pasaron un par de horas y tú lograste intimar más con ella, rápidamente la plática se redujo entre ustedes dos.
Mientras pasaban las horas, la confianza fluía, entre un cálido ambiente contaron anécdotas, platicaron de diversos temas e incluso llegaron abromear. Sonreías cada vez que ella pronunciaba tu nombre y la continuidad al hablar era algo sencillo y natural.
Los días siguieron y en su transcurso lograste verla cada vez más, tan continuo que podría afirmarse que acercaron mente, cuerpo y alma. Sabías perfectamente que era ella, mujer reconocible y de gran belleza. Bastaron dos caricias para saber que cedería, no obstante insinuaste loprohibido y ella accedió. Su amante esa noche no se encontraba en casa, aquella noche efímera. A cada palpitar de ambos una caricia y un beso provocaron tu falta de inocencia. Rápidamente surgieron transpiraciones, gemidos, deseos y más pasión. Tus dulces y frías gemas de los dedos pasaron por su ingle hasta llegar a la parte inferior de su espalda. Ella pronunciaba tu nombre y entre más fuerte...