bachiller
« Mucho más que los otros prisioneros americanos de guerras anteriores (y tenemos una buena cantidad de datos sobre prisioneros de guerra), mucho más que otros, esos hombres parecían asentir y plegarse ante sus captores comunistas chinos. Parecían tomar parte en las actividades de propaganda comunista mucho más que los americanos han hecho en el pasado: las cosas quedecían, las cartas que mandaban a sus madres y a los directores de los periódicos de sus pueblos rogándoles que se alinearan con otras fuerzas progresistas populares y que detuvieran la insensata matanza de inocentes coreanos por parte de los explotadores capitalistas de Wall Street. Estas noticias que procedían de los campos de prisioneros coreanos, escritas por nuestros americanos con un octavo onoveno grado de educación, nos indujeron a creer que algo extraño sucedía. Por último, terminó la guerra y esos americanos regresaron a su país. Enseguida nos dimos cuenta de que estaban profundamente perturbados. Ante todo, de los siete mil hombres que pudimos identificar como prisioneros de guerra, volvieron cuatro mil y nada más. Y no pudimos hallar lo que esperábamos, como pruebas de ejecucionesen masa o muertes por inanición sistemática, la desaparición de gran número de hombres. La segunda cosa que pudimos observar era que esos americanos, al volver a casa, no se comportaban como los americanos que en el pasado habían sido liberados.»
«Una de las primeras cosas que notamos era que parecían extrañamente silenciosos. Habían vuelto después de compartir una situación intensamente real,aterradora. Tras tres años de cautiverio común, de terror y penalidades, experiencias que normalmente unen a los hombres para formar relaciones estrechas y duraderas, parecía que eran casi extraños unos con otros. No hablaban entre sí; no se comunicaban entre ellos. Apresuradamente llegamos a la conclusión de que esos hombres habían sido sometidos a un nuevo fenómeno, un proceso del que habíamosoído hablar, en gran parte de invención china, llamado lavado de cerebro. Llegamos a la conclusión de que había en é! algo irresistible y de que algo había cambiado la forma en que pensaba la gente, posiblemente privándoles de su razón o de su libre albedrío y por tanto de su responsabilidad jurídica y moral. Sin embargo, al examinar lo que debía llamarse en realidad lavado de cerebro, en miopinión, no hallamos ninguna de las cosas que esperábamos. El soldado que luchaba en Corea que temía ser capturado por este diabólico enemigo oriental, basándose en lo que sabía sobre el tratamiento de los americanos por parte de los japoneses en la Segunda Guerra Mundial y otras leyendas que corren en nuestra sociedad, esperaba como mínimo que le metieran astillas de bambú ardiendo en sus uñas cuando lointerrogaran. Hay también otras torturas orientales que apenas se pueden explicar públicamente en una sociedad civilizada. Pues bien, ante nuestra sorpresa hallamos que menos del 1% de los prisioneros americanos en Corea, americanos cautivos de los comunistas, recibieron malos tratos físicos manifiestos y deliberados, algo que pudiera llamarse tortura, en algún sentido.»
«En segundo lugarsupusimos que los comunistas usaron drogas de algún tipo para influenciar a nuestros hombres. Es harto conocido que los hombres adictos a los narcóticos son capaces de cualquier cosa para recibir la próxima dosis. Sabemos que los chinos están muy metidos en el tráfico ilícito de narcóticos a escala mundial. Sin embargo, descubrimos que no usaron narcóticos ni ningún otro tipo de drogas para influenciara los prisioneros americanos. Tampoco usaron ninguna especie de magia que pudiéramos descubrir. No hicieron uso del reflejo condicionado de Páviov o de ninguno de los estudios experimentales más recientes, realizados en este país o en Canadá, sobre lo que se llama privación sensorial. No usaron nada que fuera mágico o nuevo en modo alguno. No usaron tampoco mujeres atractivas ni a ninguna...
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