beatriz sarlo resumen
Beatriz Sarlo (1942) es una de las ensayistas más destacadas de nuestro país y se desempeña como docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Colabora habitualmente en Página 12 y Clarín, y dirige, desde 1978, la revista de política cultural "Punto de vista". Entre sus últimas publicaciones se destacan: "Escenas de la vida posmoderna" (1994) y la reedición de "Elimperio de los sentimientos".
De "La máquina cultural" (1998) elegimos un fragmento de "Cabezas rapadas y cintas argentinas". Allí, con un narrador ficcional en primera persona, Sarlo da voz a la vida de una maestra normal, Rosa del Río, y a través de ella reconstruye la historia de la escuela pública argentina a principios de siglo, cuando todavía iluminaba con su promesa de ascenso social al tiempoque operaba como una gigantesca máquina de disciplinar y homogeneizar a los sectores populares (Para más datos sobre esta etapa escolar, ver Investigaciones: Los cuadernos de escuela y Reseñas: La invención del aula.)
Cabezas rapadas y cintas argentinas (fragmento)
Los chicos a los cuales yo iba a dar clases, cuando me recibiera, seguramente, iban a ser salvajes como yo. La verdad, no teníamucha más filosofía que ésa: lo que era bueno para mí y mis hermanos, podía llegar a servir a los demás. Sobre todo, que esos chicos pudieran ver si querían cortar telas como mi padre toda su vida, o hachar leña como mi madre, o si querían hacer otra cosa. Nunca, desde entonces, pensé que con las mujeres la cuestión era diferente. En mi casa nos hacían trabajar a la par, y a la hora del castigo yde las exigencias éramos todos iguales. [...]
Al terminar la Escuela Normal conseguí enseguida un trabajo: parece una casualidad increíble pero fue en la misma escuela adonde yo había cursado primero inferior y de la cual papá me había sacado porque allí no se aprendía nada. Ahora volvía como maestra y tenía como alumna a una de mis hermanas menores. A ella yo le iba a enseñar a leer como no mehabían enseñado a mí. Una vez por semana, decidí, íbamos a hacer una clase de lectura literaria: y elegí leer capítulos de "Corazón" de Edmundo de Amicis. Yo me dije: si estos chicos no aprenden a leer bien, a leer en voz alta, a seguir leyendo en la casa, a leerles a sus hermanitos, con "Corazón", no aprenden con ningún otro libro. Así que usaba para todos los días el libro de lectura con la ideade que lo que aprendieran en ese libro les hiciera posible leer o escuchar leer "Corazón". [...]
En la pizarra, copiábamos poesías que no estuvieran en el libro y hacíamos dibujos con tizas de colores, como marco alegórico a la poesía; copiábamos guardas de láminas que yo preparaba, y eran las únicas láminas que los chicos habían visto en su vida. Dibujos que conservábamos una semana. Asítenían delante, aunque no la aprendieran de memoria, una poesía por semana. Los padres de los chicos eran bastante brutos, aunque tenían mucho respeto por nosotras, las maestras. Una vez, en ese primer empleo en la escuela de mi barrio, fui a la casa de una de mis alumnas, que no aprendía la división por dos cifras pero tampoco mayormente ninguna otra cosa. Quería hablar con la madre, una planchadoragenovesa, que hablaba con la boca casi cerrada en un castellano todo mezclado de dialecto. "Señora", le dije, "vamos a ver qué podemos hacer por Ana, que no aprende nada". Y la madre me dice: "Vos no se preocupe, algún tonto va a acarrear con ella e si no trabajará conmigo". Las cosas no eran fáciles, pero tampoco eran siempre así. Tenía que conocer a los bueyes con los que araba. Yo pensé: si vosno te preocupás por tu hija, yo me voy a preocupar y ese año, cuando mi hermanita se ponía a llorar con "Corazón", las sacaba a las dos al patio para que mi hermanita le diera un refuerzo en aritmética.
Sobre todo, era muy severa con la disciplina: hay que imaginarse una escuela en estos andurriales, con chicos que venían de esas casas donde no había un libro y muchas veces los padres tampoco...
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