Belleza y Poesía- Jorge N. Ferro
JORGE N. FERRO
Gladius 36 (1996), pp.65-73.
Intentaremos aquí una aproximación a la obra de Josef Pieper desde las letras, de modo que, escudados alegremente en esto, nos tomaremos una serie de licencias que los severísimos filósofos sabrán disculpar y tolerar.
Y la primer cosa que salta a la vista, para un lector ingenuo, en cuanto a Pieper y surelación con la belleza, es que ésta se halla presente en su propio estilo, en su misma obra en cuanto tal. Hay una preocupación por que se cumpla aquella sentencia de "el esplendor de la verdad": él presenta la verdad bella y claramente, y hace alusión y recurre a los grandes textos poéticos, constantemente. Para poner un solo ejemplo, en su tratado sobre la Prudencia va a tomar un texto de PaulClaudel, de la quinta de sus Cinco Grandes Odas, y cita aquel pasaje donde el poeta dice: “la prudencia es al norte de mi alma como la proa inteligente que conduce todo el navío” . Es decir, comprobamos fácilmente esta constante recurrencia a los textos poéticos y el gusto por que resplandezca la verdad que está presentando, porque resplandezca estilísticamente esta verdad.
Y esto en un tiempo enel que en los estudios de humanidades en general predomina muchas veces un lenguaje oscuro, deliberadamente oscuro. Sobre lo cual Pieper tiene palabras duras; no dejará de denunciar este fenómeno. Por ejemplo, en su Defensa de la Filosofía, donde dice entre otras cosas: [...] “la dificultad de leer un libro filosófico depende con frecuencia, como todo el mundo sabe, únicamente de abuso dellenguaje, de modo que lo que pone obstáculos es el lenguaje y nada más que el lenguaje” .
Es decir que el lenguaje, que tendría que ser el ámbito de patencia de la verdad, translúcido, se convierte en una realidad opaca, que aleja de las cosas. Se referirá también Pieper a esa “terminología individual arbitraria” que tiene tanta vigencia en numerosos contemporáneos nuestros que se dedican a lashumanidades. Y el texto este de Pieper sobre la oscuridad deliberada nos trae a la memoria otro de un autor indudablemente menor, en un libro bastante cuestionable en muchos aspectos, pero que plantea esto casi en los mismos términos. Nos referimos a J.F.Revel, en su libro El conocimiento inútil. Hablando de las modas intelectuales de nuestro tiempo, sostiene Revel que es elemento esencial a una modaintelectual el hecho de sustituir “las dificultades reales de la investigación científica”, es decir las dificultades que presenta el objeto estudiado, “por las dificultades artificiales de un estilo oscuro, precioso y pedante, que procura a sus lectores y a sus auditores, al mismo tiempo, la ilusión de hacer un esfuerzo y la satisfacción de creerse iniciados en un pensamiento particularmentearduo” . O sea que hay una facilidad de hecho y una dificultad aparente; hay un vocabulario “iniciático’, dice, y un “elitismo de masas”.
Pieper tiene, para el lector no "profesional" de la filosofía, la enorme caridad y la cortesía de la claridad. Y su lectura produce placer. Ahora bien, en esto coincide con los grandes autores patrísticos y medievales, como señala muy bien Henri de Lubac en su obraExégèse Médiévale, de la cual me permito también traducir un parrafito. Dice de Lubac:
“En la época patrística, la doctrina más profunda, rica y sólida se expresa como al azar de las circunstancias, casi siempre sin didactismo, sin esa necesidad de sistematización verbal y de clasificación ne varietur que son generalmente obra de epígonos, que responden sin duda a una necesidad, pero en loque no se debe ver siempre un progreso del pensamiento. ‘El que se preocupa por la verdad’, decía Orígenes, ‘no se embaraza en cuestiones de vocablos’. Y aun: ‘No hay que tener la superstición de los nombres, siempre que se sepa mirar las cosas’. Igualmente, Clemente de Alejandría: ‘A mi parecer, es preciso que el buscador de la verdad encuentre sus expresiones sin premeditarlas ni inquietarse;...
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