Casos Derecho Penal Suicidio Y Eutanasia
A, un niño de trece años de edad, sufrió cuando montaba en bicicleta una caída que inicialmente parecía carecer de importancia, pero tres días más tarde le ocasionó una hemorragia nasal que no pudo ser fácilmente contenida. Trasladado a un hospital, los médicos que le atendieron comunicaron a sus padres la gravedad de la situación y la necesidad de realizar a su hijo una transfusión,como paso previo e imprescindible para el exacto diagnóstico y eventual tratamiento posterior de su enfermedad. Los padres del niño, B y C, adeptos, como su hijo, de los Testigos de Jehová, advirtieron entonces que su confesión religiosa les impedía aceptar esa transfusión y solicitaron que se realizase otro tipo de terapia, siendo informados por los médicos de que no existía ningún tratamientoalternativo que permitiera mantener con vida a su hijo, ante lo cual solicitaron el alta médica para trasladarlo a algún otro centro sanitario donde esas terapias alternativas estuviesen disponibles. Los médicos, convencidos como estaban de que la transfusión era el único tratamiento indicado y de que era necesario realizarla con la mayor urgencia, solicitaron la autorización oportuna al Juzgado deguardia, que autorizó inmediatamente la práctica de la transfusión, pero cuando fueron a realizarla, ya sin la oposición de B y de C, se encontraron con el decidido rechazo de A, a pesar de ser consciente de los riesgos que su decisión entrañaba, de los que fue debidamente informado por los médicos que le asistían, hasta el punto de que, cuando estos se la intentaron aplicar por la fuerza,hubieron de desistir de hacerlo por considerarlo contraproducente en el estado en el que el menor se hallaba. Tras requerir a los padres para que tratasen de convencer a su hijo de que aceptase la transfusión y recibir de ellos la respuesta de que no se opondrían a su práctica, pero que su religión les impedía colaborar a su realización, el hospital decidió dar a A el alta voluntaria. Desde ese momentoy en los días sucesivos, B y C llevaron a su hijo a diversos centros hospitalarios, donde se reprodujeron situaciones similares a las anteriormente descritas, hasta que, de vuelta a la localidad en la que residían, las autoridades municipales con el informe del médico de titular de esa población, a la vista del empeoramiento del estado de A por anemia aguda posthemorrágica, que le había provocadoun severo deterioro psicofísico, consiguieron que el Juez ordenara su traslado al hospital más próximo, al que llegó ya en coma y, aunque entonces se le efectuó la transfusión prescrita, ya nada pudo hacerse por su vida, falleciendo a los once días del accidente y a los ocho de manifestarse las primeras hemorragias. La autopsia determinó que el fallecimiento de A se debió a una hemorragia cerebraly que si el menor hubiera recibido a tiempo las transfusiones que precisaba habría tenido a corto y a medio plazo una alta posibilidad de supervivencia, mientras que a largo plazo el pronóstico era más incierto pues el mismo dependía de la clase de leucemia que sufriera y que no fue concretamente diagnosticada, pudiendo llegar a tener, con el pertinente tratamiento apoyado por variastransfusiones sucesivas, una esperanza de curación definitiva del sesenta al ochenta por ciento, en las formas más benignas de leucemia, hasta escasas posibilidades de recuperación en las más graves. [Hechos tomados de la STS 950/1997, de 27 de junio (RJ 4987) y la STC 154/2002, de 18-7].
ACUSACION:
El hecho penalmente relevante en este caso es la actitud de los sujetos A y B, que tienen una obligación decuidado del sujeto A, que se deriva de una posición de garante por la relación familiar que tienen con este. Los sujetos A y B rechazan el tratamiento de transfusión a su hijo por motivos religiosos (son testigos de Jehová, y no esta aceptado en su religión), pese a las explicaciones de los médicos de que este este es el único tratamiento posible para curar la enfermedad que padece su hijo tras...
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