CIUDAD DE M XICO
El rostro de esa relación es el del rey Juan Carlos de España, que en los últimos tiempos perdió tanta popularidad ensu país que ya en 2013 se afirmaba que el futuro exsoberano contaba con la reunión iberoamericana de ese año, en Cádiz, para mejorar su imagen.
Pero la realidad ciertamente es que la pérdida depopularidad de Juan Carlos en España es discutible en América Latina. “En España abdica el rey, en América Latina se aleja un amigo”, sostuvo la presidenta argentina Cristina Fernández al comentar ladecisión del monarca.
Juan Carlos era, después de todo, el rostro de la España democrática, la alternativa europea a Estados Unidos.
La importancia simbólica es tal que el presidente boliviano Evo Morales,que se sostiene como amigo del rey, se quejaba en 2012 de que las “cumbres” iberoamericanas parecían hechas para rendir cuentas a España.
La queja puede parecer exagerada, pero en alguna medida tieneuna razón de ser. Si los países latinoamericanos tuvieron, en alguno u otro momento roces e incluso choques políticos con el gobierno español del momento, la visión del rey era –y es sobre todo– enlos encuentros iberoamericanos, donde la idea era de una comunidad de naciones unidas por idioma y cultura.
Pida por esa boca señor rey.” La ligeramente irrespetuosa invitación del cantante mexicanoVicente Fernández durante la cena ofrecida al rey Juan Carlos y su comitiva en el Hospicio Cabañas de Guadalajara durante su visita de noviembre de 1978 bien podría ser el mensaje de loslatinoamericanos al rey Juan Carlos durante su reinado.
En sus 39 años de régimen, el rey viajó 80 veces a Latinoamérica y durante ese tiempo, la relación sufrió un ajuste fundamental.
No puedo ser verdaderamente...
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