Clase cristiana
Jeremías era hijo de un sacerdote; su lugar de nacimiento fue Anatot, una ciudad especialmente separada para familias sacerdotales (1; cf. Jos. 21:18). Estaba cerca de Jerusalén, y los sacerdotes habrán hecho el corto viaje a la ciudad como se requería para cumplir sus deberes. En el curso normal de eventos, Jeremías habrá ejercido su oficio sacerdotal a su debido tiempo.
Estaexpectación fue interrumpida, sin embargo, por su llamado a ser un profeta. La frase La palabra de Jehovah le vino (2) es una manera típica de hablar acerca del llamado de un profeta en el AT (cf. Ose. 1:1; Joel 1:1; Eze. 1:3; Miq. 1:1). Muestra bien cómo la misión profética no era buscada por la persona a quien venía. Más bien, Dios escogía a la persona para su propósito. Una vez revelada su voluntad,requería que Jeremías se entregara totalmente a ella. Toda su vida sería afectada profundamente por ella.
La respuesta inicial de Jeremías al llamado fue de lo más renuente (6; cf. con la de Moisés, Exo. 4:10–13). Era sólo un joven (la palabra traducida muchacho sería mejor “joven”; Jeremías tendría unos 20 años). En una sociedad que valoraba la sabiduría de las personas de edad, él bien podríahaberse sentido incapaz de hablar, es decir, falto de toda idoneidad natural para guiar o para interpretar sucesos para toda la nación. El Señor, sin embargo, había anticipado su objeción; él le conocía y le había consagrado antes que naciera (5). Esta es una notable declaración de la presciencia de Dios, y particularmente de su llamado a un individuo. Pone a la sombra todas las capacidadesnaturales y adquiridas. Pone también a la sombra otras aspiraciones. Cuando Dios llamó a Jeremías, él puso su mano sobre él de tal manera que no podía haber otra elección verdadera que escuchar y obedecer. El había sido traído a esta hora para este propósito. Sin embargo, por supuesto, él debe elegir, y debe obedecer, y continuar haciéndolo a través de su ministerio.
La palabra de Jeremías no sólo ledio seguridad al profeta, sino también dio validez a su ministerio entre el pueblo. En este sentido llega no sólo a los ministros y otros oficiales de la iglesia, sino a todos los que sientan su incapacidad para llevar a cabo lo que Dios les ha llamado a hacer. Advierte a la gente de la iglesia en general en contra de la superficiali dad de determinar el valor de los dones y ministerio de otros.Dios le aseguró a Jeremías que él le protegería de aquellos que se le opondrían y odiarían. Como portador de la palabra de Dios, él compartía, en un sentido, la autoridad de Dios aun sobre reinos (10). El mensaje de Jeremías probaría ciertamente ser importante para un número de naciones, no meramente Judá y Babilonia (ver sobre caps. 46–51). Las palabras de Dios de juicio y de salvación conseguridad darían en el blanco.
A Jeremías le fueron dadas visiones para confirmar la seguridad que Dios le había dado de que el llamado era auténtico. La primera visión, de un almendro, dependía para su significado del parecido en heb. entre la palabra para almendro y la palabra para vigilar. La segunda, de una olla hirviente, muestra que el mensaje sería uno de juicio a manos de un pueblo del norte(14). Babilonia no era todavía especificada. El plural (todas las familias de los reinos del norte, 15, 16) es vago. Jeremías puede no haber sabido inicialmente que Babilonia sería el enemigo en cuestión. La colocación de “tronos” de reyes extranjeros a las puertas de Jerusalén (15) implica que ellos, y sus dioses, ahora gobernaban allí. Parece como si el Señor mismo hubiera fallado a su pueblo.Pero el profeta mostrará el porqué la humillación debía ser así.
El pecado por el cual el pueblo sería juzgado era el fundamental de quebrantar el pacto con el Señor, de rechazarle a él en favor de otros dioses (16). Esto significaba atacar el pacto en sus raíces, como el pueblo había hecho cuando fue primero dado en el monte Sinaí (Exo. 32). Será un tema constante en el libro.
Finalmente, se le...
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